Ignacio Solares reconstruye la vida de Francisco I. Madero, quien se opuso a la dictadura de Porfirio Díaz y proclamó la no reelección, con lo que da inicio la gesta revolucionaria de 1910.
Para ello el narrador elige una veta poco explorada: las creencias místicas, los sueños e inclinaciones al espiritismo de Madero; su contante comunicación con las almas que lo “inducían” a ocupar un lugar como líder y mártir frente a su patria.
La narración comienza con la muerte de Madero en la decena trágica y a partir de este hecho se interna en los episodios clave: sus debilidades ante el usurpador Victoriano Huerta, su afán de mediar intereses irreconciliables y sus eternas dudas.
