Expresarse a través de música que posea influencia occidental, es una práctica no permitida en Irán. Desde que el presidente Mahmoud Ahmadinejad dirige aquella nación, el escenario se ha vuelto más difícil, principalmente para los jóvenes y sus inquietudes. En este contexto, el director Bahman Ghobadi (Las tortugas también vuelan) filmó la película Los gatos persas, una producción que refleja la censura e intolerancia que promueve el gobierno de Ahmadinejad.
A manera de documental, Bahman Ghobadi basa la historia en dos personajes, Ashkan y Negar, un chico y una chica –respectivamente– que intentan formar su propia agrupación indie. No obstante, tendrán que afrontar la severa persecución de las autoridades, mientras intentan conseguir dinero y pasaportes para lograr escapar a Europa. Para el director, existe una analogía entre los gatos persas, que son valiosos pero no salen de su hogar y estos jóvenes talentosos, pero escondidos.
Los gatos persas es un filme que permite sumergirse en un mundo duro y clandestino, en donde el riesgo de perder la libertad por manifestarse a través de ritmos como el hip-hop, rock o electrónica, se encuentra latente a cada momento.
Para la realización de esta película, Bahman Ghobadi afrontó una serie de dificultades con el gobierno de Irán, que finalmente logró vencer con inteligencia y astucia.
