Los demasiados libros

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A pesar de que México tiene una larga historia en la utilización de papel reciclado para su industria editorial, ya que carece de los bosques necesarios para satisfacer la demanda, todavía falta una mayor cultura para fortalecer su uso.
El territorio nacional consume alrededor de seis millones de toneladas de papel y sólo recupera cerca de tres millones de toneladas, esto quiere decir que pierde 3.7 millones de toneladas, que son enviadas a la basura o quemadas.
Además de la inadecuada disposición del recurso, no hay un sistema de recuperación a escala nacional, tampoco se han establecido sólidas y efectivas plantaciones forestales comerciales, por lo que es necesario importar grandes cantidades de pulpa, pagada en dólares.
Así lo planteó el investigador del Departamento de madera, celulosa y papel de la Universidad de Guadalajara, José Turrado Saucedo: “El reciclado de Estados Unidos es el que estamos importando. En el 2006, importamos un millón 400 mil toneladas de papel desperdicio de Estados Unidos”.
En opinión del presidente y vicepresidente de la Asociación de Libreros Mexicanos (ALMAC), Henoc de Santiago Dulche y Arturo Ahmed Romero, respectivamente, debe invertirse la pirámide para que la mayor cantidad de libros incluyan papel reciclado.
Al emplear una menor cantidad de fibra nueva, el efecto ecológico sería menor, ya que por un lado evitamos la tala de árboles y se reutilizaría el papel que va directo a la basura, consideraron.
Según datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, cada año se tumban tantos árboles como la extensión del Distrito Federal, para elaborar papel, madera, carbón, entre otros.
Por su parte, el presidente de la Cámara de la Industria Editorial Mexicana, Juan Luis Arzoz Arbide, planteó que el sector adquiere una mezcla de papel que incluye reciclado. “No sé exactamente el porcentaje, pero sí es importante”.
Agregó que otra acción impulsada es que “todos los libros que se tienen que destruir año con año se reciclan”. Además, cada editorial tiene su propia manera de usar papel reciclado y comprar papeles de diferentes proveedores, dependiendo el tipo del libro y de papel, a utilizar.
Al cuestionarle si estaría de acuerdo en una regulación respecto al uso de este papel contestó que no, pero aceptó que es necesaria una mayor motivación a fin de que los editores lo utilicen más, puesto que reconoció, falta cultura en este sentido.
De acuerdo con Turrado Saucedo, la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos emplea alrededor de 120 mil toneladas de papel por año, el cual incluye un alto contenido de fibra reciclada. Según estudios realizados por el académico, tiene entre 40 y 50 por ciento de fibra reciclada.
Explicó que otro factor que influye en el menor uso del papel reciclado es que es más voluminoso que el blanco. Eso genera otro problema: la ganancia de puntos. Al crecer el punto, la tinta se corre por los canales de la fractura de la fibra y vemos el impacto como una mancha.
“Ante esto hay dos alternativas: O se trata el papel superficialmente o haces los puntos más pequeños para que la nitidez de la imagen se mantenga. Sin embargo, hay una cultura del desperdicio. En Europa, las ediciones emplean un papel menos blanco, y como consecuencia, los libros son menos caros”. Aquí nuestros libros son caros, porque ocupamos un papel muy blanco, por lo que propuso que los libros que tengan más texto, empleen más papel reciclado.
Por su parte, los libreros dijeron no conocer si estas acciones podrían abaratar costos, y por tanto, favorecer la venta de publicaciones. Reconocieron que la asociación no tiene una postura al respecto todavía, sin embargo, para Arturo Ahmed es un tema que debe plantearse y analizarse, junto con la industria editorial. Hace falta una política que establezca la cantidad de libros elaborados con papel de reuso.

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