Las luchas de Carmen y un bolero

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A los 89 años murió en mayo pasado la mítica bailarina rusa Maya Plisetskaya, a causa de un paro cardiaco. A partir de ese momento no se han hecho esperar los homenajes o las celebraciones nostálgicas de ballet en honor de quien llegara a obtener la distinción de Prima ballerina assoluta; la más alta en este arte.

Una de esas remembranzas es la que el Russian State Ballet Mari El hará el próximo jueves 24 de septiembre en el Teatro Diana al presentar el montaje de Carmen Suite, el cual está basado tanto en la novela de Prosper Mérimée, así como en la ópera de Georges Bizet, pero que como ballet fue escrita especialmente para Plisetskaya por el coreógrafo cubano Alberto Alonso.

Maya interpretó grandes y diferentes roles en el ballet a lo largo de su carrera, y entre las obras en que actuó se encuentran El lago de los cisnes, La fuente de Bajchisarai, Don Quijote, Laurencia y Ana Karenina. Y aunque de todas sus ejecuciones se sentía orgullosa, la Carmen Suite, que fue estrenada en 1967, llegó a ser un antes y un después para ella y el mundo del ballet: “En mi vida ha habido muchos espectáculos interesantes. Y toda vez, cuando he salido a la escena he sentido tanto la alegría de la vida como la alegría de la danza misma […] En tiempos distintos  me ha gustado uno u otro. Pero Carmen suite, por ejemplo, es algo totalmente diferente. Pues aquello fue en sus días una coreografía no nueva, sino nuevísima”. Además decía que su personaje era más cercano al de Mérimée que al que se hiciera en la ópera, ya que en este caso “no es acerca de la vida de Carmen, sino de como ella la vive.”

La idea de crear un ballet de Carmen fue de la propia Maya, pues se lamentaba de no haber interpretado ese papel, y de “¿por qué Georges Bizet compuso una ópera en vez de un ballet?”. Así, en 1966, después de asistir a ver el Ballet Nacional de Cuba que estaba de gira por Moscú, no dudó en pedirle a Alberto Alonso que realizara un ballet para ella.

Al aceptar Alonso, Maya se dedicó entonces a contactar a algunos músicos rusos para que se hicieran cargo de los arreglos de la obra, entre ellos Shostakovich y Khachaturian, pero ninguno aceptó por no querer competir con la música de Bizet y mucho menos por enfrentarse a la censura rusa.

Sería al final su propio esposo, el compositor Rodion Shchedrin, quien haría la labor musical. Alberto Alonso recuerda del proceso que “la partitura original (la de Bizet) de dos horas y media de música, había que reducirla a cuarenta y tres minutos. El resultado fue un producto diferente, en el que Shchedrin interpoló algunos compases de ’L’Arlesienne’, utilizando a la misma vez cuerdas y percusión solamente. Como puede notarse en la variación del Torero, la melodía desaparece después de los primeros compases y queda solamente el acompañamiento”.

Plisetskaya recordaría después que al estreno de su Carmen hubo un gran silencio. El ballet sería prohibido por su “interpretación sexual” y la “música desfigurada” de Bizet, de acuerdo a los comunicados oficiales. Los funcionarios la calificarían de obra de “sabotaje por parte de la pareja rebelde”.

Hacia el final de su vida, en la remembranza de sus interminables peleas con la burocracia soviética, Plisetskaya diría que “las luchas y peleas de Carmen me recuerdan a las mías contra los burócratas. He pasado cuarenta años luchando”.

Otra de las obras que interpretará el Russian State Ballet Mari El en el Teatro Diana será Bolero, que se basa en la pieza orquesta de Maurice Ravel, estrenada en 1928 en el Grand Opera de París, y que cuenta con la configuración del coreógrafo Igor Markov que tiene una línea argumental: dos amantes están en un club, donde quieren poner a prueba sus sentimientos. Todo en medio del ritmo frenético y obsesivo de Ravel.

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