
Jalisco, desde hace algunos años, es escenario de una lucha por el territorio que se disputan varios cárteles de la droga. Si por una parte la violencia llegó a su apogeo el año pasado en la capital tapatía, hay regiones fronterizas donde desde hace ya cuatro años los narcotraficantes están intentando penetrar en nuestra entidad desde estados vecinos.
Un ejemplo de ello son la región Norte y los Altos, que por su colindancia con Zacatecas y Aguascalientes están sufriendo un embate por parte de los Zetas, mismo que generó inseguridad, violencia y miedo entre la población de estas zonas. Sin embargo, esta situación no tiene mucho eco en Guadalajara, por el desinterés que se tiene en la capital hacia las regiones y también porque en ellas muchas veces faltan medios de comunicación que puedan, o se atrevan a dar a conocer cómo se vive la inseguridad en sus localidades.
Zonas en las que para la delincuencia organizada es mucho más fácil silenciar a la gente y sobre todo a los periodistas. Hablamos con dos de ellos para que nos dieran a conocer cómo se vive la violencia en esos lugares, o incluso, protegidos por el anonimato, que nos dijeran lo que no pueden publicar en sus medios.
Región Norte: narcos “buenos”
y narcos “malos”
“Es un hecho que en la región Norte hay enfrentamientos, que hay muertos, que hay retenes, asaltos, extorsiones, algo que hace cinco años no existía”, explica un periodista que estuvo en la zona y que por motivos de seguridad prefirió no revelar su nombre. “Esto viene a cambiar la vida y a modificar las costumbres: por ejemplo si antes uno viajaba por las carreteras a Guadalajara o Zacatecas en la noche, ahora ya no lo hace”.
Explica que en la región se están enfrentando dos cárteles: “Primero llegaron los Zetas, que hace cuatro años tomaron la Plaza de Zacatecas, pero como el Norte de Jalisco está dentro de este estado le toca todo este movimiento. Luego, a finales del año pasado llegó un grupo que se denomina Cárteles Unidos, a retomar la plaza”.
“Cuando llegan los Zetas se hacen presentes mediante extorsiones telefónicas o directas, cobrando piso, con secuestros, enfrentamientos e intimidación directa a la gente, que creó estrés y pánico entre la población”, continúa.
En cambio los Cárteles Unidos, que podrían pertenecer al Cártel del Golfo, ya que firmaron varias mantas e inclusive tienen vehículos con la sigla CdG, “llegaron con toda la amabilidad del mundo, en algunos municipios se presentaron, iban tienda por tienda diciendo que ellos venían a liberar a ‘su pueblo’ y a traerle ‘la paz’”.
Inclusive la gente le dice con simpatía “Los Chapos” a los integrantes de este nuevo grupo: “La población en esta guerra ha tomado un bando, que es el de Cárteles Unidos. La gente los divide en ‘narcos buenos’ y ‘narcos malos’”, explica.
En los últimos meses los “buenos” tienen el control de la carretera, donde durante dos años los Zetas perpetraron asaltos, robos de coches y secuestros exprés: “Los Cárteles Unidos en cambio te detienen, te revisan y cuando comprueban que no eres un delincuente contrario te dejan ir. Varias personas que han sido detenidas me han referido que son muy amables, entonces la gente ha empezado a sentir una cierta tranquilidad con su presencia”.
Dice que en la zona se verifican seguido escaramuzas entre narcos, y entre éstos y la policía, pero que se dieron dos enfrentamientos claves: “El primero es el del 20 de mayo, que empezó en Florencia, Zacatecas, y se extendió a cuatro municipios del Norte de Jalisco y duró 24 horas. Este es el momento en que los Zetas son desplazados de la zona y llegan los Cárteles Unidos. Allí los muertos van a quedar como una incógnita, hay gente de Florencia que dice que podrían haber sido 40, aún si oficialmente fueron 17, 11 en Florencia y 6 más en Jalisco”.
El otro tuvo lugar los primeros días de octubre en el Cañón de Bolaños, sobre todo en Chimaltitán. “Este no se supo en Guadalajara, pero duró una semana y hubo por lo menos 18 muertos. Se suscitó porque llegaron sicarios de Tijuana a apoyar a los Zetas, y lograron matar al jefe de la zona de Cárteles Unidos. Éstos en respuesta trajeron a gente de Tamaulipas y de Juárez para vengar la muerte”.
Añade: “Me ha tocado ir a esa zona en ese momento, percibí la tensión de la gente y sus versiones son que en la parte serrana de Bolaños empiezan a aparecer cuerpos o pedazos de cuerpos, y nadie los denuncia”.
Los Altos de Jalisco
“En los últimos dos años se ha notado un incremento en cuanto a hechos violentos aquí en los Altos Sur”, explica Norberto Servín, periodista de Hipercable de Tepatitlán. “Es una situación compleja: Yahualica es el municipio que ha tenido más hechos violentos y también Arandas registra un nivel muy alto de enfrentamientos entre grupos del crimen organizado, probablemente entre Zetas que entran de Zacatecas y el Cártel del Nuevo Milenio”.
En Tepatitlán, que asegura ser la zona más tranquila, se asesinó el año pasado al comandante de la policía municipal. “Otro sufrió un atentado al que logró sobrevivir, pero un mes después asesinaron a su hermano en Capilla de Guadalupe”, explica.
Hasta el momento dice que ha habido por lo menos cuatro bajas de altos funcionarios en la región: “Este año mataron también al comandante de la policía de Mexticacán, en la carretera que conduce de este municipio a Villa Obregón. Pero son casos que no son muy sonados, porque no pasan en la Zona Metropolitana de Guadalajara”.
Agrega: “En ningún municipio tienen información acerca de seguridad pública. Estuve buscando datos pero sólo en Tepatitlán tienen algo referente a 2009. De 2010 para acá no hay nada”. En este sentido comenta que también las fuerzas policiales son muy reducidas en la región: “En Tepatitlán, que es el municipio más poblado de la zona, hay solamente 147 policías por un total de 136 mil habitantes”.
Los municipios más inseguros y violentos se encuentran todos en zonas fronterizas y de accesos poco transitados al estado: “Yahualica está cerca de los límites con Zacatecas, Arandas colinda con Guanajuato, mientras que pasando Atotonilco se entra en el estado de Michoacán”, explica.
“Las vías más peligrosas son las que unen Yahualica a Tepatitlán, o de este municipio a Arandas y a Atotonilco, donde se registraron varios asaltos, secuestros y enfrentamientos. Por esto toda la gente procura hacer sus actividades de día y no salir a carretera de noche”.
“Hay miedo entre la población, hay muchas extorsiones telefónicas”, concluye. “Algunas personas debido a esta situación llegaron a soluciones extremas: como el caso de tres jovencitas que fueron extorsionadas por teléfono, pero fue tal la presión psicológica que se movieron de Tepatitlán a Zapotlanejo y de allí a Chapala. Pero nadie las seguía, todo fue por teléfono. Esto te deja ver que existe una psicosis”.