La toma de decisiones como habilidad de los futuros líderes

La peor decisión es la que no se toma, no importa que ésta sea producto de un toma de decisiones intuitiva

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Iván Alejandro Brambila Pelayo

Académico del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA) y asesor del Sistema de Universidad Virtual (SUV)

¿Qué es la toma de decisiones enfocada al rol del liderazgo directivo organizacional? Decía Peter Drucker: “Tomar buenas decisiones es una habilidad crucial en cada nivel”. En este contexto, la toma de decisiones es el proceso en el cual el futuro líder o directivo optará por elegir dos o más alternativas mediante las capacidades gerenciales adquiridas en el aula universitaria y obtenidas en su propia experiencia o trayectoria laboral-profesional (habilidades directivas blandas y duras). Ejemplo: la Inteligencia Emocional -IE-, la creatividad e innovación, la asertividad, la resolución de problemas, la resiliencia personal/empresarial, la administración del tiempo, el trabajo en equipo, asimismo, el liderazgo. 

¿Cuál es el proceso de toma decisiones? Para tal efecto, de acuerdo con los autores Robbins y Coulter se enuncian ocho pasos en el proceso de toma de decisiones, el cual es aplicable a las decisiones personales y a las corporativas por igual: paso 1. identificación del problema; 2. determinación de los criterios de decisión; 3. ponderación de los criterios; 4. desarrollo de las alternativas; 5. análisis de las alternativas; 6. selección de una alternativa; 7. implementación de la alternativa, y paso 8. evaluación de la eficacia de la decisión.

¿Cuáles son las condiciones que enfrentan los gerentes cuando toman decisiones? Según Jairo Amaya, la teoría de decisiones dice que al hacer una selección de ellas se caerá en una de cuatro categorías generales dependiendo de la habilidad personal para predecir las consecuencias de cada alternativa. Dichas categorías son: 1. certidumbre, 2. riesgo, 3. incertidumbre y 4. conflicto; asimismo, sus respectivas consecuencias: 1. deterministas, 2. probabilistas, 3. desconocidas y 4. influídas por un oponente. 

Por su parte, Steven Covey refiere: “No soy producto de mis circunstancias, soy producto de mis decisiones”. Por lo que  no dependemos de nuestras condiciones o ambientes donde nos corresponde interactuar, sino de nuestras decisiones.

La peor decisión es la que no se toma, no importa que esta sea producto de la toma de decisiones intuitiva, es decir, basada en la intuición más que en la racionalidad (o la inteligencia racional, por ende, omitir el análisis formal). 

Por consiguiente, no existen buenas o malas decisiones, sino un impacto en los resultados -a manera de consecuencia/causa-efecto-, al ser estos positivos o negativos, pero todos los caminos que se recorran nos conducirán a nuevos aprendizajes, enseñanzas, experiencias y retroalimentaciones. 

En este orden de ideas, ¿podemos considerar entonces que la toma de decisiones de los futuros líderes y directivos es un elemento clave como habilidad para desarrollar de manera satisfactoria la resolución de problemas en las organizaciones?

“No soy producto de mis circunstancias, soy producto de mis decisiones”

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