La historia genética de un país

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La mezcla racial es la base de la nacionalidad mexicana, pero tuvo lugar de manera heterogénea en distintas poblaciones del país. Mientras que en Chihuahua y Nuevo León hubo una mayor influencia del componente europeo, el indígena es más elevado en los estados del sur. Ésa es una de las conclusiones de la investigación “Demografía mesoamericana prehispánica representa la ancestría actual de los mestizos a través del territorio de México”, que comandó Héctor Rangel Villalobos, director del Instituto de Investigación de Genética Molecular, del Centro Universitario de la Ciénega (CUCiénega).
En este proyecto participaron siete investigadores de la Universidad de Guadalajara, de la Universidad Complutense de Madrid, del Centro de Investigación Biomédica del Noreste y el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses. Los científicos tomaron como base algunos marcadores genéticos muy útiles para diferenciar poblaciones. A partir de información generada en distintos laboratorios de genética forense en todo México, fue hecha una base de datos donde también integraron a los Purépechas como grupo étnico de referencia. En España consideraron a individuos de poblaciones ubicadas al sur de la Península Ibérica y a los Fang, grupo étnico que habita el occidente de ífrica.
Fueron tomadas algunas muestras de sangre de mestizos de Yucatán. Los Purépechas fueron considerados como referencia porque tienen una gran diversidad genética. “Tal parece, como resultado de la mezcla de diversos grupos étnicos”.
Rangel Villalobos y su equipo a través de técnicas estadísticas pudieron inferir el componente africano, europeo y amerindio en la población mexicana.
“Esto no quiere decir que los europeos que llegaron al norte del país se abstuvieran de mezclarse con el elemento indígena. También aquí tuvo lugar el mestizaje, pero los europeos se mezclaron en menor proporción”.
Antes de la llegada de los españoles, la mayor parte de la población autóctona se concentraba en el centro y sureste de México. Había muchos grupos indígenas sobre todo en esa dirección. Los varones españoles que llegaron se mezclaron con las mujeres indígenas para reproducirse. Así comenzó el proceso de mestizaje.
En cambio en el norte de nuestro país el número de indígenas era menor. La población de cazadores recolectores contaba con una tecnología incipiente que no favorecía el crecimiento demográfico. En consecuencia, los europeos que ahí llegaron no pudieron mezclarse en gran proporción con los indígenas locales.

Mezcla en números
En el norte de México fueron analizados los componentes de poblaciones de Nuevo León y Chihuahua. En el primer caso el componente europeo fue del 38.2 por ciento y en el segundo 50.3 por ciento. En cambio en Jalisco fue del 30 por ciento. La proporción disminuye conforme se avanza hacia el sur. En cuanto al componente amerindio fue de 43.3, 38, y 53, respectivamente.
En Veracruz detectamos un componente europeo del 9.4 por ciento; amerindio, 73.5 por ciento; en Campeche, de 8.5 por ciento; amerindio, 75.7 por ciento. En Yucatán, por la importancia económica que tiene Mérida, el componente europeo incrementó a un 20 por ciento.
El investigador aclaró que en los resultados puede haber variaciones de acuerdo a la manera en que se toma la muestra y los marcadores que son utilizados.

Raza y economía
Un caso curioso fue el Distrito Federal. Parte de la población analizada resultó con un componente europeo similar a un habitante del norte del país y otra parte resultó con un componente amerindio elevado. Las muestras, en el primer caso, fueron tomadas de una institución de educación superior privada. Esto arroja como conclusión que en la Ciudad de México el nivel socioeconómico está relacionado con la predominación del componente europeo.
“Desgraciadamente los indígenas que emigran a ciudades grandes como la Ciudad de México o la Zona Metropolitana del Distrito Federal no tienen acceso a un nivel socioeconómico muy elevado. Entonces hay una relación directa entre el nivel socioeconómico bajo con un mayor componente indígena”.
Si vemos en perspectiva el norte y sur del país ocurre lo mismo. Los estados norteños, donde tiene mayor prevalencia el componente europeo, son los más ricos y desarrollados.
Los europeos emigraron al norte con su cultura y la impusieron. Tenían ambición, uno de sus propósitos era dedicarse a actividades lucrativas. En cambio los indígenas tenían otra visión. No hay tanta ambición por formar grandes empresas.

La otra raíz
El componente africano está presente en una proporción del 5 al 10 por ciento en la población mexicana en general. Hay datos que indican que en algunos estados como Veracruz o en la costa de Guerrero y Oaxaca llegaron grupos africanos en mayor proporción. Sin embargo, el componente de este origen no es muy elevado. En el primer estado el componente africano es muy similar al que predomina en Jalisco.
Las diferencias en la conformación del material genético son muy importantes a nivel biomédico y epidemiológico, ya que a mayor ancestría de origen europeo la predisposición a ciertas enfermedades es diferente que cuando es mayor el componente indígena. Por ejemplo, los europeos son más tendientes a padecer cáncer de próstata y los africanos a ser hipertensos.

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