La herencia de Bush y la esperanza en Obama

745

Terminó la era Bush. George W. Bush se fue de la presidencia de Estados Unidos, teniendo en su haber el calificativo ciudadano de ser el peor presidente de todos los tiempos, con un índice de aceptación de su mandato del 22 por ciento según The New York Times. El juicio de los ciudadanos estadounidenses está más que justificado, si se tienen en cuenta los hechos y las consecuencias de su gobierno.
Para Estados Unidos y para el mundo, las acciones y las políticas de gobierno que Bush llevó a cabo, resultaron y están teniendo consecuencias funestas y fatales en los distintos órdenes sociales. En el plano económico, hereda la peor crisis económica desde la Gran Depresión de 1929. Crisis que se expresa en recesión económica, desempleo, cierre de importantes empresas, crisis bancaria y financiera, pérdida de niveles de bienestar de la población, aumento del gasto militar, déficit fiscal que este año 2009 se acercará a 1.2 billones de dólares, en contraste con la administración de Clinton que dejó un superávit acumulado de 560 mil millones de dólares.
Todo esto en el contexto de una política económica de corte neoliberal que favorece a los poderosos barones del dinero y perjudica a la mayoría de la sociedad norteamericana. Esta política neoliberal tiene por eje el funcionamiento libre del mercado, que despliega la acción del capital en atención a la rentabilidad de las inversiones privadas, y empuja hacia la desintegración de los servicios públicos que presta el Estado, para someterlos a procesos de mercantilización creciente, en beneficio del capital empresarial. Los índices que indican esta situación crítica se expresan en la disminución de la calidad y eficacia de los bienes y servicios públicos como la educación, la salud, y el sistema de pensiones a las personas mayores. Crisis económica y social que se extiende al mundo globalizado, pero que afecta especialmente a México por la estrecha conexión que tiene con la economía estadounidense.
En el plano político y militar, Bush sembró el terror mundial. La guerra en Afganistán y sobre todo la guerra en Irak, se fundó en la mentira y el cinismo, ya que el presidente Bush sabía que no había armas de destrucción masiva, y, a pesar de ello, decidió la acción bélica contra el pueblo de Irak. En su haber también se documentan, la guerra civil y los miles de muertos en Irak, la tortura y las violaciones a los derechos humanos con los presos de Guantánamo y de Abu Ghraib. Incluso la falta de respeto a los Derechos humanos en el mismo Estados Unidos y su apoyo a Estados guerreros como Israel, en su guerra de exterminio contra los palestinos. Todos estos hechos hablan de la degradación moral de la presidencia norteamericana en la era Bush.
El nuevo presidente Barack Obama retrata fielmente esta situación cuando afirma, “Nuestra nación esta guerra.”, “nuestra economía está gravemente afectada, como consecuencia de la avaricia y la irresponsabilidad de algunos.”
Con respecto a la crisis económica, el mercado y el papel social del Estado, Obama plantea dos cosas. Afirma que el poder del mercado para generar riqueza es incuestionable, pero que la crisis, le recuerda a todos que el mercado sin regulación y vigilancia puede descontrolarse y por lo tanto generar consecuencias no deseables, porque una nación que sólo favorece a los más ricos no puede ser próspera. La otra cuestión que se pregunta, más allá de si el gobierno norteamericano es grande o pequeño: es saber si este funciona, “si ayuda a las familias a hallar trabajo y sueldos decentes, a tener cuidados médicos asequibles, y una jubilación digna”. En este punto comprometió la acción de su gobierno, si la respuesta es afirmativa a la interrogación que se hace la acción seguirá adelante, si es negativa pondrá fin a esos programas.
El pensamiento crítico de Barack Obama con respecto al mercado y al papel social del Estado parece tomado de la teoría de Keynes de los pensadores socialdemócratas. Su propuesta de modificar los programas sociales, y regular el mercado si éstos no funcionan en bien de la sociedad, indica de manera implícita que el ciclo de la política neoliberal puede llegar a su fin. Obama se expresa convencido de que los viejos argumentos establecidos en torno al libre mercado han perdido validez. Asegura que el éxito de la economía no está asociado solamente a la importancia del Producto Interno Bruto, sino fundamentalmente a la prosperidad de la ciudadanía y a la distribución de la riqueza que es la ruta para lograr el bien común.
En relación con la política exterior y la influencia de Estados Unidos en el mundo, se compromete a ejercer el poder y el liderazgo con moderación y humildad, de manera prudente y responsable, respetando la ley y los derechos humanos; de acuerdo con los ideales de los padres fundadores, con el fin de tener una mayor cooperación y comprensión entre las naciones. Habla de consolidar la paz en Afganistán y de salir de Irak con responsabilidad, de establecer acuerdos con las naciones poderosas para alejar el peligro nuclear y desarrollar la solidaridad y también de cooperar con los pueblos pobres para superar su situación social. Sin embargo, con el mundo árabe habla de colaboración basada en el interés y el respeto mutuo, pero desliza la amenaza y el chantaje de que los líderes que alienten conflictos o culpen a Occidente de los problemas de las sociedades actuales, serán juzgados por lo que construyan no por lo que destruyan. Plantea asimismo que quienes quieran hacer avanzar sus objetivos mediante el terror serán derrotados por Estados Unidos.
Salvo este espíritu injerencista que mantiene Barack Obama, fiel a la línea de la tradición imperialista de los Estados Unidos, es de esperar que las acciones de su gobierno se traduzcan en políticas dirigidas a superar el estado de crisis que guarda la economía, a superar el fundamentalismo del mercado y estructurar un modelo social que tenga por base una renovada participación del Estado en la redistribución de la riqueza, y que los países que están sometidos a su influencia puedan modificar sus políticas económicas en beneficio de sus sociedades. De igual manera es de esperar que se concrete el cambio en las relaciones internacionales y en la cooperación entre las distintas sociedades, por el bien del mundo.

Artículo anteriorReglamento del Programa de Estímulos al Desempeño Docente de la Universidad de Guadalajara
Artículo siguienteDictamen de Centros Universitarios Calendario 2009 A