La guerra vista por ellas

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La escritora colombiana Patricia Lara decidió dar voz a los sin voz y a las mujeres la oportunidad de explicar cómo ven ellas, espectadoras de primera fila, esa realidad terrible de Las mujeres en la guerra, en clara referencia al conflicto armado que padece Colombia desde hace cinco décadas.
En la novela presenta “elaboradas entrevistas en primera persona” a la viuda de un dirigente de izquierda y a la viuda de un teniente del ejército, a la madre de un soldado secuestrado y a la madre de unos guerrilleros, a una secuestrada por guerrilleros y a una desplazada por los paramilitares. De igual forma, retransmite la voz de mujeres combatientes: Dora Margarita, que es guerrillera del M19; Liliana López, alias Olga Lucía Marín, comandante de las FARC, e Isabel Bolaños “La Chabe”, dirigente de las Autodefensas.
“Un mosaico de izquierdas fundamentalistas y de ultraderechas”, aseveró la periodista Sanjuana Martínez, quien fue la encargada de presentar la radiografía de la novela. Subrayó que se ofrece una mirada fresca y con testigos y protagonistas de excepción, las mujeres, que son testigos o víctimas, y muchas veces ambas cosas. “Son casi siempre la fuerza de paz que padece los combates sin combatir, que es siempre la primera entidad no gubernamental que llega al escenario del enfrentamiento, porque estaba ahí desde antes”.
La propia Patricia Lara mencionó que la idea era oírlas sin juzgarlas. Era buscar que todos los actores del conflicto se miraran al espejo y entendieran sus motivaciones y sus dolores, sus anhelos y sus sueños.
En la novela, Dora Margarita reconoce que su principal misión en la vida ha sido pasar hambre, “no buscar la toma del poder por las armas”, en tanto que Olga Lucía denuncia: “Cuando uno decide ser guerrillero de las FARC, ya no puede salirse. Decir ‘me voy’ es echarse para atrás. Antes de decidir el ingreso puede irse; después, no”.
Sanjuana Martínez enfatizó que el libro hace ver que “los inescrutables caminos de la vida han llevado a estas mujeres a inmiscuirse en la guerra sin planearlo”. Las mujeres colombianas involucradas en el conflicto, voluntaria o involuntariamente, viven su propia guerra de género: la prostitución infantil, por ejemplo, y las agresiones sexuales de las que son víctimas.
Y así lo confirma una de las entrevistadas: “En las FARC había una discriminación contra la mujer, una especie de rechazo por haberse decidido a incursionar en un terreno tan propio de los hombres. Los tipos cambiaban con frecuencia de compañera. Apenas terminaban con una, otro tenía licencia para abordarla. Era como si dijeran ‘yo no tengo ya nada con ella, hágalo usted. Ya la usé, ahora es su turno’. Las mujeres se dejaban sin protestar”.
En el libro también se abordan cifras y se menciona que del 40 por ciento de las mujeres agredidas sexualmente, 35 por ciento son niñas de entre 10 y 14 años.
La población desplazada a consecuencia del conflicto asciende a una cifra no inferior a dos millones de personas, y según algunas fuentes se aproxima a tres, lo que sitúa a Colombia en el tercer lugar del mundo en cuanto al número de desplazados, de los cuales más de la mitad son mujeres y niños.

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