Los científicos deberían considerar la dignidad como un conjunto de cualidades como la libertad, autonomía, el derecho al acceso a la salud, el respeto, y las características de minorías o grupos vulnerables. “Porque no tomamos en cuenta las ideas religiosas o propias de las comunidades de escasos recursos o etnias sin tomar en cuenta su manera de pensar, sentir y de ser con respecto a su enfermedad que, en muchas veces, estamos haciendo las cosas con coerción”, destacó.
Una de las condiciones para revertir los abusos es la información sobre los riesgos, secuelas o maltrato de las personas participantes. Se trata del consentimiento informado que apela a la autonomía de la persona para aceptar o negar la propuesta de los científicos.
“Es decir, que si entro al trabajo de investigación, es por mi libertad con la información adecuada, el consentimiento informado contemplado en la Ley General de Salud, donde me avisan de los procedimientos, riesgos, complicaciones y la posible atención médica, obligación que también aplica a la simple entrevista.
Bustos Saldaña detalló que en cada proyecto realizado se debe considerar la protección de la vida, la salud, la integridad, la autodeterminación, la intimidad y confidencialidad de los participantes y su responsabilidad pues toda investigación clínica tiene la meta de respetar los derechos humanos y la dignidad de las personas.