Israel Llamas González

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En playa Mayto, a unos kilómetros de Puerto Vallarta, existe un campamento de la UdeG en pro de la conservación y protección de la tortuga marina. En el campamento a cargo de la Preparatoria Regional de Puerto Vallarta colaboran estudiantes y voluntarios que a diario resctan los huevos de las tortugas marinas que salen a desovar a la arena durante la noche. Israel Llamas González, egresado de la UdeG de la carrera de biología en 2004, es el responsable del campamento y del Programa de Protección a la Tortuga Marina.

¿Cuál es el resultado de este programa?
El campamento tiene afluencia de tres poblados distintos: Mayto, Aquiles Serdán y Naranjitos. En el primero ya hemos logrado conciencia de la conservación de la especie de la tortuga marina, mientras que en los dos últimos aún prevalece el consumo local en los pobladores.

¿Cuál es el riesgo que sufren estos animales?
Hemos encontrado plásticos en las tráqueas de algunas tortugas ya que ellas confunden las bolsas con medusas que son su principal alimento. No hay gente que transite por aquí y la tire al mar. Ahí se ve el efecto de la contaminación de los ríos del Tequesquite y de Tecolotlán que desembocan en esta zona en época de lluvia.

¿Cómo llegaste a trabajar en este campamento?
Mi formación como biólogo tiene que ver con fauna silvestre, reptiles, anfibios y mamíferos. Estudié en la Universidad de Costa Rica a través de un convenio con la UdeG, y al regresar conseguí chamba en la Fundación Selva Negra, y luego en este campamento.

¿Cómo aplicar esa experiencia internacional en México?
México es muy diverso, tiene siete de las ocho especies a nivel mundial de tortuga marina. Debemos aplicar las mejores técnicas de conservación, pero desgraciadamente no somos los más organizados para hacerlo. En Estados Unidos y Suramérica se implementan más técnicas y se invierte en su conservación.

¿Hay conciencia por parte de los pobladores de la zona de Mayto?
Los pobladores necesitan algo más que conciencia. Se deben de generar fuentes de empleos para que ellos tengan que comer algo más que un huevo de tortuga. Es inevitable contener el desarrollo, pero somos pioneros en este lugar, hay un precedente importante. En otros lugares es difícil hacer un programa de conservación, sin embargo aquí estamos todo el año, le damos seguimiento con pláticas directas con las personas.

¿Qué es lo más difícil de esta labor?
Al principio fue difícil porque trabajamos cuatro años gratuitamente. La formación de biólogos tiene la actitud de servicio. Hay mucho trabajo para los biólogos, dependerá del entusiasmo de cada egresado.

¿Cuál es tu impulso diario y tus objetivos en el campamento?
Cada día me impulsan las tortuguitas, son como mis hijas, si una eclosiona en la noche y yo llego a las 7 de la mañana, cuando ya el sol salió, puede ser que se la hayan comido las gaviotas o cangrejos, o haya muerto por los rayos del sol. Quisiera generar una estación biológica que ayude a corroborar más la información con investigación. Es muy padre rescatar tortugas, no obstante creo que se puede hacer más. Entender la dinámica de esta especie y aportar más a la creación de la conciencia.

¿Qué significa el mar para ti?
El mar es mi vida, lo he reconocido como algo diferente tanto en la superficie como adentro, no creo que pueda separarme de él y su propia vida. Me gusta todo lo relacionado con el mar, el ecoturismo y el deporte extremo.
Israel Llamas aún no ha ganado un premio en metálico, su reconocimiento va más allá: el trabajo diario por conservar una especie en peligro de extinción como la tortuga marina y el rescate de sus huevos. Este es el premio con el que el biólogo vuelve cada noche al campamento de la Universidad de Guadalajara en Puerto Vallarta.

Primera persona:
Es biólogo egresado de la UdeG y responsable del Programa de Protección de la Tortuga Marina de la Preparatoria Regional de Puerto Vallarta y del campamento tortuguero ubicado en playa Mayto.

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