Lo maravilloso de dedicarse todos los días a inventar mundos

La escritora Irene Vallejo compartió pasajes de su vida en Mil Jóvenes con… dentro de la FIL

Desde niña pensaba que lo más maravilloso que podía existir era levantarse por las mañanas para dedicarse a inventar mundos, enhebrar palabras y vivir de lo que más me gusta, expresó la escritora y filóloga española Irene Vallejo en “ Mil Jóvenes con…”, dentro de las actividades de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL 2022).

Ante un auditorio Juan Rulfo lleno, que la recibió con aplausos, compartió con venes su erudición, sencillez y pasión por el libro y la lectura, y los pasajes de los que casi nadie habla, los de los obstáculos, los de los no, los de las puertas cerradas que también forman parte de su historia.

“Me gustaría compartir algo más íntimo que cifras de ventas, reediciones y todo lo que habitualmente se menciona del libro, porque vivimos en una sociedad donde se proclaman los éxitos y se esconden los esfuerzos, las puertas cerradas; siempre se presenta esa fachada de alegría y quiero romper con esa ficción colectiva que cultivamos a través de las redes y hablar de esa realidad que sentimos dentro de nosotros”, explicó Vallejo.

Recordó cómo desde pequeña fue catalogada como “rara”, los momentos que vivió en la escuela donde le pegaban, le robaban, le rompían la ropa, le escupían, mientras ella callaba siguiendo las reglas de la “ley del recreo”; por lo que para ella escribir resultó liberador.

“Todo eso me hizo dudar de mí misma; fueron años de ataques. Todo empezó cuando tenía ocho años, yo no tenía la palabra bullying o acoso para describir lo que pasaba y ahora, mirando atrás, me pregunto cómo soporté. La realidad es que me dejó secuelas y una de ésas es una profunda inseguridad de muchos años. Al escribir me sentía comprendida, las cosas encajaban y tenía la sensación de hacer algo donde no me sentía tímida, insegura y perseguida”, compartió Vallejo.

Con la sonrisa que la caracteriza, la autora de El infinito en un junco (2019), la más emblemática de sus obras, expresó que desde niña quería ser escritora, incluso antes de saber que existía esa profesión y después de años de tomar decisiones insensatas resulta que, por suerte, está donde quiso estar, haciendo eso que siempre quiso hacer.

“Por suerte, hay una especie de terquedad en la esperanza que me ha salvado a lo largo de todas las dificultades. En mi caso me ayudó estar en comunicación permanente con la esperanza en un momento terrible de mi vida”, comentó.

Fotografía: Iván Lara González

A la pregunta expresa de Gael, un joven asistente al foro, de cuál es el peligro que ven los políticos en el libro, Vallejo contestó que necesitaría horas para responder, pero considera que los libros son objetos poderosos, y que ese poder es el motivo por el que se les ama tanto y se les odia tanto, las razones son las mismas.

“Son vehículos poderosos de conocimiento, placer y creación de comunidades; mediante los relatos se puede desmentir a quien trata de engañarnos, de armar rebeliones, y eso para los políticos es peligroso porque va en contra de la docilidad”, declaró.

Les dijo a los jóvenes escritores que el problema con la literatura es que no hay un camino, ya que se puede estudiar para médico o ingeniero, pero para la literatura no hay un camino claro, y éste se tiene que inventar.

“Mi consejo es ser paciente, imitar al principio porque hace falta, pero ir también encontrando un camino propio y único. Seguir el entusiasmo, perseguir los sueños y recordar que los que nos intentan asustar con que no se tiene futuro, no tienen razón. Buena suerte, porque a veces suceden cosas tan increíbles como las que me han sucedido a mí”, concluyó.

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