Investigar con seres humanos

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El experimento deberá llevarse a cabo de manera que evite todo daño o sufrimiento físico y mental innecesario.

4º principio del Código de Núremberg

Entre los excesos cometidos durante la Segunda Guerra mundial, destacan aquellos que se efectuaron en contra de algunos grupos humanos que fueron sometidos, sin su consentimiento, a proyectos de investigación científica, cuyo resultado fue la generación de daños irreversibles o la muerte. Al finalizar la guerra, fueron a juicio algunos de los responsables de dichas investigaciones, lo cual motivó la elaboración del Código de Núremberg que establece algunos preceptos pertinentes para ser considerados al realizar experimentación con seres humanos.

Al ponerse en evidencia las atrocidades cometidas a nombre de la objetividad científica, o la pretensión de mayores beneficios para la humanidad, salieron a la luz otro grupo de excesos cometidos en diferentes regiones del planeta con efectos análogos a los perpetrados por los científicos del nazismo.

Una característica común de los trastornos cometidos a nombre del saber fue su realización con grupos vulnerables por su condición económica, laboral, civil, de salud, de género, de edad o por pertenecer a un grupo social que por su origen étnico o de nacionalidad recibían un trato discriminatorio.

La experimentación con seres humanos es una práctica común en las ciencias biomédicas y sociales. Dicha práctica procura justificarse apelando a los beneficios que el saber proporciona a la humanidad, pero la objetividad pretendida para el saber científico requiere de procesos de observación y experimentación. La generación de saberes en beneficio de la humanidad parece no generar problema ético alguno, el problema surge cuando para la procuración de un saber no se orienta a la búsqueda de un beneficio o se genera algún daño a los individuos o las comunidades que participan de un proceso experimental.

Después de la Segunda Guerra se han generado un conjunto de normas, códigos, tratados, informes y documentos que procuran regular la experimentación con seres humanos, pero, a pesar de lo anterior, las incertidumbres éticas permanecen latentes,  aparecen distintas interrogantes y se generan nuevas alternativas para su atención ya que los retos respecto a la búsqueda de saberes persisten, las ciencias se desarrollan, las alternativas siguen en proceso de prueba y el reclamo de mayor saber en beneficio de la humanidad continua.

Otra de las alternativas ensayadas es la instauración de comités de ética en investigación internacionales, y nacionales, así como aquellos que se sitúan en los lugares en que se realiza la investigación. Los comités que se instauran en los centros de investigación tienen la labor de analizar los proyectos y procesos de investigación, procurando atender las normas admitidas, pero, además,  analizando las características específicas de los proyectos, con el propósito de disminuir o eliminar las incertidumbres morales.

Entre las interrogantes más comunes cabe destacar las siguientes: ¿Podría justificarse la generación de un daño a una persona o un grupo de personas cuando se espera un beneficio para la humanidad? ¿La investigación que realizan los particulares tendría que repercutir en beneficios de los grupos en mayor desventaja social y económica? ¿Se justifica la experimentación con grupos vulnerables? ¿Es pertinente la investigación con menores, mujeres embarazadas, personas con limitaciones intelectuales o grupos humanos en situación de desventaja social? ¿Habrá situaciones en que es pertinente no informar a los participantes? ¿Investigar con cadáveres debiera requerir un consentimiento? ¿La investigación con animales es una alternativa apropiada? ¿Se justifica la experimentación con seres humanos en busca del saber por el saber? ¿Es moralmente correcto experimentar con embriones? ¿La investigación genética debe tener restricciones? ¿Debemos imponer límites a la investigación neurológica? ¿Basta el consentimiento de los participantes para realizar experimentación de alto riesgo? ¿Qué trato debe darse a los resultados de las investigaciones? ¿Las investigaciones fallidas también deben ser públicas? Etcétera.

Si bien las interrogantes señaladas han recibido una mayor atención por parte de las instancias orientadas a la investigación biomédica, tendríamos que considerar que también las investigaciones de orden industrial, agrícola, alimenticio, deportivo, psicológico, social o ingenieril, tienen como destino final al hombre y los procesos de implementación también atraviesan por procesos de experimentación con seres humanos.  Por lo anterior, el análisis y de la implicaciones éticas en estos ámbitos, así como la creación de grupos que analicen los efectos de dichos procesos de experimentación, se presenta como un imperativo impostergable a fin de que las metas de la investigación marchen en concordancia con las pretensiones de generar saberes y tecnologías para el beneficio de la humanidad, así como prevenirnos de incurrir nuevamente en las indeseables experiencias del pasado.

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