Herminio Gutiérrez: Armoniosa provocación

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¿Por qué la música y el cine mantienen una estrecha relación? Más que un recurso o una herramienta, la música es un personaje central dentro de las historias concebidas para la pantalla grande. Este vínculo, que funciona como detonante de emociones, permite que cada escena, movimiento y diálogo progresen, situación que sólo es posible a través de una adecuada y precisa producción musical. 2001: a space oddisey, Midnight cowboy o The last temptation of Christ, no lograrían el mismo efecto dramático si la música estuviera ausente. Para brindar una experiencia directa, y conocer más sobre esta relación, la Feria Internacional de la Música (FIM) incluye dentro de su programa un laboratorio de música y cine, punto de encuentro para creativos.
Herminio Gutiérrez, supervisor musical con más de una década de trayectoria, y responsable de bandas sonoras como Amores perros; las más recientes Flor de fango, Memorias de mis putas tristes y Colosio, impartirá enseñanzas en este laboratorio.
Gutiérrez conversó con nosotros sobre la importancia de la supervisión musical. Adelantó algunas prácticas que tendrá el taller, y expresó su opinión referente a la FIM.

¿Cuándo y en qué condiciones ocu-rrió su primera experiencia profesional en el terreno de la supervisión musical?
El amor que siento por la música, provocó mi llegada a Alta Vista Films, que en ese instante tenía en el escritorio dos proyectos: Todo el poder y Amores perros. Así fue como ingresé a una casa productora con ganas de innovar en México, con deseos de llevar el cine a otro nivel: hacia el estilo Hollywood. Ese deseo… esa decisión, representaron definir por primera vez en México los departamentos de arte que conforman una película. El área de supervisión musical reunió personal con el conocimiento suficiente para presentar lo que sucedía en la escena musical de aquel momento. Así que, iniciar mi labor profesional con una película como Amores perros, definitivamente marcó mi carrera. Fui responsable de la parte legal, negocié las canciones.
Como supervisor musical titular comencé en Amar te duele. En esta producción participaron diferentes agrupaciones, entre éstas Zoé y Kinky, grupos que confiaron en mí.

¿En qué consiste exactamente el trabajo de supervisión musical?
Es una labor totalmente creativa y, además, completamente subjetiva. Al supervisor musical le entregan una historia, un guión, que por lo general es de 80 a 120 páginas, y lo que hace es leerlo detenidamente. En lo personal, tardo hasta ocho horas, por una razón: tengo que sentir a los personajes, visualizarlos, conocer todos los detalles para poder hacer una propuesta. Después entro a mi estudio, donde tengo mi colección de discos, y empiezo a aterrizar las ideas. Con los elementos del guión, y una plática minuciosa con el director, logro hacer que los personajes tengan su propio soundtrack. Para confirmar la propuesta, voy al set o locación, y conozco todavía más a los personajes, es decir, acabarlos de vibrar, ver cómo se mueven y cómo surgen los diálogos en escena. Todo es con la finalidad de amarrar una propuesta musical perfecta.

Dentro del “Laboratorio de música y cine”, ¿qué practicas realizarán? ¿Cuál será el método de aprendizaje?
El proceso de supervisión musical es exclusivo e íntimo, es decir, sólo la gente que crea películas vive esa experiencia, y la disfruta, de tal manera que los alumnos que asistan a este laboratorio podrán tener una aproximación real al proceso de creación. Las sesiones funcionarán a través de la práctica directa: podrán conocer las formas de trabajo entre un director y un músico, una relación definitiva para lograr el diseño de las bandas sonoras.
Dentro de este proceso siempre ocurren aciertos y errores, así que mediante el estudio de las escenas, los alumnos podrán ver cómo puede alcanzarse una correcta selección musical, que le dé el tono correcto a una historia. Una mala decisión, en materia de selección musical, puede destrozar una historia y hacer que vaya hacia la basura.

La FIM todavía es una plataforma joven, ¿cuál es su percepción sobre este esfuerzo que intenta establecer un nuevo orden entre negocios y academia?
Es un acierto. Me parece que es una experiencia completamente inédita. Asisto a muchos festivales, dentro y fuera de México, y es una iniciativa que no había visto en ningún lado. Me parece que la FIM crea un antecedente importante, y alza la mano para que otros festivales también se comprometan. La razón es la siguiente: queremos educar a los espectadores, y decirles: “Ve nuestro cine, ve nuestras historias”, pero en ocasiones, fuera de las escuelas, no les enseñamos cómo acercarse, cómo leer las propuestas de los directores mexicanos. Conocer de manera cercana el esfuerzo de cineastas, promotores y músicos, facilitará un mayor crecimiento para las partes relacionadas.

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