Gioconda Belli

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Gioconda Belli, escritora nicaragí¼ense y ex militante del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), habla de las guerrillas actuales en América Latina y el papel obsoleto que, según asegura, fungen. La ganadora del premio Sor Juana Inés de la Cruz del 2008 discute, además, sobre los nuevos gobiernos de izquierda, la reivindicación del papel social de las mujeres y el nuevo sistema al que nos puede llevar la actual crisis económica y política.

Así como en Nicaragua triunfó la revolución hace 30 años, ¿tendrán algún objetivo viable las guerrillas actualmente?
No, para nada. Me parece que la guerrilla, en el caso de las FARC, ya es un modus vivendi, y por eso se resisten a desmovilizarse, porque creo que ese es ya su estatus de guerrilla que quieren mantener, y pretenden controlar parte del país. Es una guerrilla que ya no puede acceder al poder, porque Uribe en Colombia es sumamente popular, y entonces están yendo contra la necesidad de la gente de paz, de progreso, de desarrollo, para imponer otra vez el mismo tipo de modelo que hemos visto que fracasó en los países del Este, porque precisamente fallaba en un aspecto fundamental: la libertad. El modelo contra el que ellos mismos lucharon.

¿Las diferencias políticas entre los países de América Latina contribuirían a una confrontación entre ellos mismos, a una posible polaridad?
Parece que desafortunadamente, al paso que, van estas izquierdas que van consolidándose, lo están haciendo bajo un modelo obsoleto. Aunque diga Chávez que es socialismo del siglo XXI, la tendencia es rastrear, a través de beneficios asistenciales, una masa electoral la cual le permita quedarse en el poder y hostigar a todos los que no son esa masa electoral, y de alguna manera reinventar la lucha de clases. Eso no lleva —me parece a mí— al progreso. Admito que para que haya realmente progreso tiene que haber la capacidad de la democracia, y ellos están entendiendo la democracia para un sector que solamente los apoya a ellos. Â
Creo que a nivel de desarrollo social ha habido avances y retrocesos. El neoliberalismo que ha estado proliferando desde los años 90 ha sido un atraso bien grande para las ingentes masas de América Latina y ahora estos experimentos que se están haciendo con la etiqueta de izquierdas tienen que demostrar que son capaces de respetar la libertad esencialmente. En Nicaragua, por ejemplo, estamos viendo un gobierno que se dice de izquierda, pero que de hecho está actuando bien parecido a la dictadura de Anastasio Somoza, entra como izquierda, habla del pueblo, tiene un discurso revolucionario, pero en la práctica está actuando con todos los vicios de las dictaduras: restringiendo la libertad de expresión, de movilización, de los que no están de acuerdo con el modelo. Â

¿Llegará algún día el sueño bolivariano?
Tal vez, algún día. Pero yo creo que el mundo va a cambiar enormemente, y muy rápido. Sobre todo con esta crisis económica que hay ahora.Â

¿Eso indica algo positivo?
Yo creo que sí. Esta crisis va a ayudar a que surjan otros ajustes, porque… es que los dos modelos han fracasado: la derecha y el socialismo. Entonces va a nacer alguno de la necesidad. Ya que por un lado el capitalismo es depredador, contaminador, alienante, cosifica a las personas… y además ese consumo desmedido, ese crecimiento económico puesto como una meta que nadie puede cuestionar. Lleva dentro de sí la semilla de su propia destrucción. Y este socialismo que se está queriendo imponer también la lleva, puesto que se está queriendo restringir la libertad de un gran grupo de gente dentro de cada país. Esos choques y esa constante contradicción lo van a mantener a uno en un estado de violencia, de represión, y con eso —ya hemos visto— la gente se revela. Quizá tarde un poco más. Â

¿Y las mujeres, cómo crees que llegue para ellas ese cambio?
Yo creo que ha habido avances sustanciosos; pero toda vía falta mucho por hacer. Creo que la violencia más bien se ha incrementado. Y no sólo se ha incrementado en América Latina sino en el mundo. Y eso tiene que ver con que la mujer está tomando una posición más protagónica y más… de liberarse dentro de la sociedad.

¿Se están cumpliendo las expectativas que iniciaron en la década de los 70?
Es difícil hacer la evaluación, pero yo creo que se logró un nivel de conciencia distinto. La participación de la mujer en las luchas [sociales] marcó un rompimiento con la manera de concebir los roles anteriormente.

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