Fernando Delgadillo López

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Arquitecto de profesión, se inició en el mundo de la danza folclórica hace 32 años. Hacerlo le curó de la timidez y lo ha vuelto un tipo conversador y sin miedo al escenario ni a la cámara. Al contrario de muchos, se cansó del bullicio de la ciudad y decidió irse a vivir a un pueblo, aunque viene todos los días a la Casa de la Danza para dar clases y entrenar a los miembros del Ballet Folclórico de la Universidad, que se presentará en el Teatro Degollado este 19 de julio y hasta el fin de agosto, todos los domingos a las 12:30 horas.

Inicio
Llegué por accidente, cuando un amigo me invitó a ver a su hermano bailar en el patio de la Escuela de Artes Plásticas. Yo nunca había visto algo así. Pensaba que el folclor era nada más para las fiestas populares, en la calle y ya. No sabía que se podía hacer tan profesional. Así que me terminé de enamorar cuando los vi un domingo en el Degollado. Yo era muy tímido y no tenía idea de si podía bailar o no, porque jamás lo había intentado. Así que empecé a tomar clases bajo la condición de que me acompañara una amiga, pero mi amiga nomás fue una semana y ya no volvió.

Coreografías
No existen libros específicos sobre nuestras danzas típicas. Si los quieres aprender, es solamente trayendo a los maestros de la zona. Ya de ahí nosotros le damos el toque para que trabe teatralidad, pues es un espectáculo de alto nivel. También tenemos coreografías originales, siempre cimentadas en bases ya heredadas. Hay que ir a la fuente y de ahí tú haces una creación nueva, que contribuya a la cultura mexicana. Esto lo hacemos especialmente con danzas prehispánicas, porque durante la fusión con los españoles hubo muchos cambios: tuvieron que adaptar sus danzas para adorar a otros dioses. Tuvieron que cambiar muchos conceptos y así se perdieron las danzas originales.

Temporada
La gente está acostumbrándose a esta nueva modalidad de temporadas, que apenas tiene tres años. Antes de eso el Ballet Folclórico duró 40 años bailando en el Teatro Degollado, ininterrumpidamente. El cambio ocurrió durante la remodelación del teatro. Pero las autoridades del estado de ese momento ya no permitieron que el Ballet volviera, sólo la Filarmónica. Nunca entendimos cuál fue la causa. Se dijeron muchas cosas: que el teatro era para cuestiones más clásicas y no para espectáculos de este tipo… el Ballet luchó mucho para volver y finalmente se le abrieron las puertas una vez más, pero en temporadas cortas solamente.

Grupo
Esto no es un grupo para nosotros, es una familia. No importa si no comiste bien, si llegaste tarde a tu casa, si tuviste que pedir permiso en tu trabajo o pagar suplencia para poderte ir con el Ballet. Todo el mundo lo hace. Hay muchachos que vienen de pueblos más lejos que Tlajomulco. En eso se me va el salario de la Universidad. Pero también hay gente que ha perdido su trabajo porque prefiere irse de gira. Dicen: “¿Trabajo? Vengo y conseguiré otro, pero esto es una vez en la vida y lo quiero mucho”. Es un esfuerzo muy difícil y ahí es donde se ve el cariño, la entrega.

Público
En nuestras presentaciones dominicales, el 70 por ciento de nuestro público era turista y sólo el 30 por ciento era local. Me imagino que es debido a que cuando tienes algo a la mano lo dejas para después. Pero si es algo exótico que sólo lo vas a ver una vez, la gente intenta no perdérselo.

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