Fe contra las pestes y alacranes

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Los santos patronos cumplían una función primordial en la Guadalajara colonial. La gente les atribuía ser los protectores de la ciudad. Creían que evitaban catástrofes, detenían sequías, plagas y epidemias. Todos imploraban sus favores e intercesión ante la divinidad. Los santos patronos son el tema de la exposición que alberga el Museo de la Ciudad de Guadalajara, un recorrido histórico a través de estas figuras significativas.
La exposición Bajo tu amparo nos acogemos… Patronos jurados de Guadalajara, es el resultado de la conjunción de esfuerzos del Museo de la Ciudad con los historiadores Alfonso Alfaro Barreto, Tomás de Híjar Ornelas, Galia Bermúdez Torres y la investigadora María Palomar Verea. La curaduría corrió a cargo de Gutierre Aceves. El equipo contó con el apoyo del Archivo histórico de la arquidiócesis de Guadalajara y el Archivo municipal de Guadalajara.
Son en total siete piezas expuestas, entre pinturas al óleo y esculturas, además de las reproducciones de algunos documentos. Todo apunta a la relación que había durante la colonia entre la autoridad civil y la eclesiástica. La primera le externaba a la segunda sus temores sobre los males que aquejaban a la ciudad y ésta trataba de dar solución mediante el nombramiento de un santo patrono, informó Patricia Urzúa Díaz, directora del museo.

Los santos guerreros
El santo patrono que trajeron los conquistadores españoles fue Santiago el Mayor. Entre los años 722 y 1492, los reinos cristianos que conformaban la Península Ibérica buscaron el dominio del territorio para eliminar el control musulmán. En el siglo IX, al grito de “¡Santiago, y cierra España!”, los cristianos fueron recobrando terreno perdido. Las leyendas relatan la participación del santo en las batallas. Entonces fue convertido en guerrero.
La primera capital neogallega fue Santiago de Compostela (hoy en Nayarit). Cuando la sede episcopal se trasladó a Guadalajara, en 1560, también continuó aquí el culto al santo.
Santo Santiago está plasmado en una pintura al óleo, una pieza que data del siglo XVIII, de autor desconocido.
Otro santo relacionado con la batalla es san Miguel. Su patronazgo a favor de Guadalajara es anterior al cuarto y definitivo asentamiento de la ciudad en el valle de Atemajac. Como antecedente está el asedio a la ciudad, encabezado por caxcanes el 28 de septiembre de 1541. La determinación y estrategia de los españoles obligó la retirada de los nativos.
La ayuda para obtener la victoria se atribuyó a san Miguel arcángel, al que el ayuntamiento de la ciudad hizo el voto de festejar cada 28 de septiembre, víspera de su día, con un vistoso paseo cívico. La celebración se verificó cada año, hasta 1821.
San Miguel arcángel está representado en una pintura al óleo sobre tela, de Estebes. Data del siglo XVIII. El arcángel está suspendido en el cielo, porta yelmo azul, adornado con plumas y coraza de guerrero.

Contra los rayos, pestes y animales ponzoñosos
El 24 de agosto de 1592 se eligió por sorteo un santo patrono para la ciudad contra los rayos, animales ponzoñosos y temblores de tierra, y el que tocó fue san Clemente, papa mártir, quien tuvo una capilla en el desaparecido templo conventual de santo Domingo. Su fiesta es celebrada el 23 de noviembre. Este santo está representado en una escultura del siglo XVIII. Ostenta una corona de obispo, así como manto y túnica dorados.
San Martín de Tours fue el siguiente que resultó electo para defender a la ciudad de una plaga de hormigas y alacranes. Su fiesta es celebrada el 11 de noviembre. La pieza que muestra la exposición es una pintura al óleo de Carlos Villaseñor. Data de 1902 y forma parte de la colección del templo de san Martín de Tours.
En el siglo XVII, el ayuntamiento de Guadalajara designó a san Sebastián como protector contra la peste. En la exposición está representado en una estatuilla tallada en madera. Data del siglo XVII.
Nuestra Señora de la Soledad fue elegida por sorteo ante la aflicción que embargaba a los tapatíos por los temblores de tierra, en 1771. Su fiesta es celebrada el 15 de septiembre y está representada en la exposición por una pintura al óleo sobre tela, de Francisco Muñoz de Salazar, que data del siglo XVIII.
En 1734, los cabildos civil y eclesiástico juraron patrona y abogada a Nuestra Señora de Zapopan contra las tempestades y sus secuelas de inundaciones y epidemias. Su figura, tallada en marfil, forma parte de la colección basílica de Zapopan y data del siglo XVII.
El Museo de la Ciudad está ubicado en Independencia 684 y la exposición permanecerá abierta hasta el 30 de septiembre.

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