En la Nueva España de Galileo y Descartes

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Si bien la ciencia fue la que trajeron los conquistadores, era en un principio la ciencia escolástica. Hacia 1788, finalmente llegó a estas tierras un segundo período del movimiento intelectual y científico de México, al que se le da el nombre de periodo de transición porque en éste la ciencia se emancipa gradualmente de la teología y adquiere vida propia e independiente de ella.
En tiempo abarca la época del último tercio del siglo XVII, hasta la muerte de Carlos III, es decir, 1788. Los importantes de la época, al decir de los compiladores del volumen México, su evolución social, son: don Carlos de Sigí¼enza y Gongora, Francisco Javier Gamboa, Antonio de León y Gama, Joaquín Velázquez Cárdenas y León y José Antonio ílzate.
Del primero sabemos que sus conocimientos eran universales, alcanzó fama de poeta, filósofo, matemático, historiador, anticuario y crítico.
Refieren sus biógrafos que a los 18 años eran notables sus conocimientos en matemáticas, física y astronomía. Fue jesuita y posteriormente se secularizó. Así sus escritos los inspira la filosofía cartesiana. Combatió errores acerca de los fenómenos naturales, por ejemplo, de quienes argumentaban que los cometas eran enviados directamente por Dios para anunciar grandes calamidades.
Fue nombrado por el virrey de Galve, para participar en una expedición al Seno mexicano. Fruto de ella fue su libro Descripción de la bahía de Santa María de Galve (antes Panzacola) de la Movila y río de la palizada o Misisipí, en la costa septentrional del seno mexicano. Escribió varios tratados acerca de los eclipses y otros temas.
Francisco Javier Gamboa, considerado el más ilustre jurisconsulto del periodo colonial, destaca por sus conocimientos en matemáticas y minería, pues tuvo que ir a la corte a promover varios asuntos de importancia y terminó escribiendo un tratado notable sobre geometría subterránea.
Distinguido también en las ciencias exactas y la astronomía fue Antonio de León y Gama, quien escribió sobre los satélites de Júpiter y el clima de Nueva España. En unión de otros sabios emprendió los trabajos necesarios para fijar la longitud de México. Fue anticuario notable y su descripción del calendario azteca es clásica.
Velázquez de León mereció los elogios del barón de Humboldt acerca de sus conocimientos en matemáticas, geodesia y astronomía. Creó sus propios instrumentos para observar a los astros, construyó cuadrantes, telescopios y ejerció su profesión de abogado para allegarse recursos para comprar en Europa lo necesario para armar toda clase de tecnología que le permitiera auscultar el cosmos. Contribuyó con mucha exactitud a la medición de la distancia entre la tierra y el sol, con la que se pudo calcular lo que distan del sol los demás planetas. En esa época no se medían esas distancias y sólo había conjeturas, pero ílzate y otros sabios llegados de Francia aprovecharon el paso de Venus por el disco del sol, lo que les permitió adquirir la base de la medición de la tierra al mismo.
En 1773 estableció escrupulosamente la longitud y latitud de la Ciudad de México. Entre sus trabajos notables debe contarse el mapa de la Nueva España. Él fue quien trazó la carta topográfica desde el Peñon de los Baños al cerro del Sincoque, en el ahora Estado de México.
Con anterioridad había establecido la longitud de California, que entonces no estaba establecida con precisión. Poseedor de tan numerosos datos y experiencia, fue el encargado de presentar proyectos para la organización del tribunal de Minería, del que fue primer director.
ílzate se distinguió en las ciencias inductivas, siendo el primero que cultivó el método experimental. Se consagró a la física experimental y a estudios meteorológicos. Hizo sobre electricidad interesantes investigaciones, exponiendo varias veces la vida y deteriorando su salud.
En 1789, el suceso meteorológico de la aurora boreal visto en nuestras tierras, fue objeto de numerosos estudios. Finalmente ílzate fue famoso por sus estudios de historia natural, tema poco conocido. Exploró lo rico de nuestra fauna, lo variado de nuestra flora, estudió insectos y aves y al insecto llamado grana y cochinilla, que era parte de la riqueza pública, de tal modo que la cochinilla exportada por Veracruz representaba entonces cerca de dos millones y medio de pesos.
No hay que olvidar a los notables historiadores de la época: Andrés Cavo o Francisco Javier Clavijero, con su Historia antigua de México, que tuvo el objetivo de combatir los errores que sobre las Indias habían propalado en Europa, Raynal y Paw.
Ni a Francisco Javier Alegre.

*Divulgadora de la ciencia.
Volumen de la biblioteca Mathes, de El Colegio de Jalisco (XXX aniversario), en el Fondo antiguo reservado.

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