Emos antihéroes de la moda

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MDF80404113. Se lleva a cabo el "Open Fest", donde asisten Darketos, Emos, Punketos y Góticos, en contra de la intolerancia, y donde además se realizan actos culturales y se instalaran mesas redondas, hoy en la ciudad de México. NOTIMEX/FOTO/GUSTAVO DURAN/GDH/HUM/

Contaba con pocas pistas para encontrarme con un emo real y hablar con él. íšnicamente sabía que éstos se asomaban al mundo con un solo ojo, que el otro iris lo llevaban cubierto con su cabello lacio sobre la mitad de la cara. Entendía que vestían de negro y rosa, y que tenían tendencias suicidas. En las últimas semanas los había visto por la televisión: habían sido perseguidos y golpeados en el centro de Querétaro, luego lo mismo sucedió en la ciudad de México.
Leí en el periódico La Jornada que el alcalde panista de Celaya, Gerardo Hernández, había montado un operativo para “reubicar” a los emos del centro histórico, porque -según dijo a los medios locales- daban mala imagen al primer cuadro de la ciudad.
Los portales Youtube, Hi5, Messenger, Myspace y todos los blogs promueven la discriminación a los emos y publicitan la división de las tribus urbanas.
Es lo que sabía. Me pareció una tendencia extrema de la sociedad la exclusión de dichos jóvenes, esbeltos casi todos y que llaman emos –una síntesis para calificarse como seres “emocionales” y que se caracterizan por traer pantalones entubados negros y usar cinturón de estoperoles plateados–.
Quería encontrarme con ellos. Preguntarles directamente sobre la violencia que enfrentaban, por qué les gusta estar deprimidos, cuál es su ideología, por qué tanta obsesión por la estética. Me recomendaron ir al tianguis cultural de Guadalajara, frente al Agua Azul; una plaza al aire libre donde cada sábado puedes encontrarte una multitud de artículos: lentes, bolsas, piedras, collares, lectura del tarot, camisetas, rastas, inciensos, música, libros y carteles.
Encontré a una marabunta de bandas urbanas, mayoritariamente vestidas de negro, a pesar del calor de medio día. Subí unos escalones para dominar el panorama y visualizar a alguien que personificara las características que conocía de un emo, pero sólo observé chicos con el cabello en puntas y pintado de morado, azul, amarillo, verde. Cuerpos y caras tatuados y perforados, adornados con aretes, pearcing y espinas de madera.
A lo lejos visualicé a unos chavos sentados bajo una sombra y pensé que uno de ellos era un emocional, por su copete derrumbado en la cara. Mario, de 15 años: “Yo no soy emo, soy anarcopunk, pero los emos solamente se vuelven tristes porque les va mal en el amor”. Luis Enrique, de 16 años, quien se cubre un ojo con su cabello: “Yo soy otaku, los que alucinamos con los dibujos japoneses llamados animé, que son caricaturas que se transmiten en la tele en el canal llamado Animax, por eso mi peinado, porque me gusta cómo se peinan los personajes. Los emos me caen mal, son bien cremosos, te miran como con asco, pero eso no significa que vaya a golpearlos. Ellos tienen la filosofía de apuntarse con la pistola, de cortarse las venas, pero para mí no hay diferencia entre emos y los otros, ya que ahora todos los jóvenes se quieren suicidar”. Orlando, de 17 años: “Yo soy vampírico, lo mío es la literatura vampírica. Los emos no tienen ideología, sólo son una moda, una estética. Para mí son conformistas porque piensan en el suicidio. La discriminación hacia los emos se me hace una estupidez, porque las tribus urbanas, como nos han clasificado, y que hemos vivido de la represión, debemos apoyarnos y no madrearnos”.
Me despedí de ellos con una sensación de desesperanza. Mi decepción radicaba en que quienes tienen fleco no necesariamente son emos, sino un corte importado desde la fantasía audiovisual de los nipones.
Caminé por cada uno de los pasillos del mercado, era un desfile de chicos de todas las culturas, híbridos. Me pareció una tarea imposible toparme con un emo, y por un momento también me sentí tan emocional que hasta pensé en gritar en medio de un torrente caluroso de humanidad: ¡busco a un emo!
Por fin, vi a quien reunía el molde del emo que tenía yo en mi imaginario. Era un chico alto, delgado, con el cabello lacio sobre su frente. Adrián de 17 años: “Yo sólo ando a la moda. Pero a los emos no les molesta mostrar sus sentimientos, por eso la gente los tacha de mariquitas y chillones. Además que son víctimas del machismo y los tratan mal porque los consideran una copia barata de las demás culturas, a mí no me gusta que los discriminen”.
Volví a equivocarme en mi diagnóstico sobre los chicos emotivos.
La tarde envejecía y mis piernas pedían descanso. Mi entusiasmo inicial por encontrar un emo iba en declive. Después de varias vueltas al mercado y estar preguntando a los chicos dónde era el territorio de los emos dentro del tianguis, vi a lo lejos a un chico con la cabeza gacha, pantalones negros y camisa a rayas negras y rosas, el cabello lacio sobre su frente y un cigarro blanco recién encendido en la comisura de los labios, humeando en la cortina de cabellos alaciados con máquina.
Fui a su encuentro. Jorge de 16 años: “Soy emo”. Ya era hora, pensé. “Unos me dicen que la filosofía emo nació hace 500 años, otros compas dicen que los emos somos una combinación de dark, punk, eskato y gótico. Yo sé que los emos surgieron en Estados Unidos cuando un grupo de fresas que querían ser de todo, pero que no tenían idea de nada, adoptaron las letras depresivas de género musical hardcore punk, y que después nació el género screamo, que se puso de moda en México hace como tres años.
”Nos vestimos de negro como los góticos, usamos pantalones entubados como los punks, nos ponemos tenis grandes como los eskatos porque también andamos en patineta, y usamos los colores rojo y rosa sólo porque se ven bien. Vemos al mundo a través de la depresión y nos hacemos marcas en el cuerpo. Nuestra visión es tratar de suicidarnos pero como no lo logramos, nos deprimimos. Lo del fleco en la cara, es para no ver a la sociedad conformista, porque a nosotros nos caga el conformismo. Me tapo el ojo para no ver lo asqueroso que está el mundo.
”La mayoría de los emos son bisexuales porque pueden expresar lo que sienten, sin importar lo que diga la gente. Yo lloro, canto, me visto y me pinto como quiero, me deprimo, soy gay, así es la filosofía emo. La otra semana iba pasando una camioneta y con una resortera me dieron en el brazo, me dolió mucho, yo no sé por qué se quejan los punks de que les copiamos su cultura, todos somos una copia de algo. Nos persiguen cuando ellos dicen que no son racistas, ni fascistas y eso es lo que están haciendo. Nosotros tenemos nuestros espacios aquí en el tianguis cultural, en el parque Rojo y el Centro Magno, principalmente”. Le pregunté si se llegaría a suicidar, me dio un sí dudoso y poco emocional, pero sin una razón clara.
Su relato me recordó la charla que sostuve con Francisco José Gutiérrez Rodríguez, director del Centro de Evolución e Investigación Psicológica de la Universidad de Guadalajara: “Los emos carecen de un sentido filosófico amplio, comparado con otros grupos sociales de corrientes ideológicas que tienen influencia a escala mundial. Pero aunque vistan, hablen o se comporten de manera determinada, no da derecho a agredirlos. La violencia entre los jóvenes es la diversificación de diversos tipos de identidad social que no cuentan con modelos a seguir en su proyecto de vida.
”La moda es la cultura del antihéroe, es decir, ser violento es más reconocido que el héroe de antaño. Viven el aquí y el ahora, no tienen apegos afectivos, no cuentan con líderes sociales y se escudan en la depresión. Además el estado no les proporciona empleo, ni actividades artísticas, ni apoyos psicológicos.
”Hay muchos emos que caen en la categoría posers o ‘faroles’, es decir, que actúan y se visten como los otros, pero que no tienen ni idea de los géneros musicales de donde surgen los emos”.
El profesor comentó que los emos son la generación nacida en los noventa, que se supone que es un grupo de mente abierta respeto a la sexualidad, leen textos de poetas negros y tienen fascinación por videojuegos que incluyen personajes orientales.
Los emos son quizá una reacción a la exclusión que por años padecen los jóvenes, calificados casi todos como delincuentes. Un producto de la falta de alternativas urbanas y la desigualdad social. Hoy la música y las expresiones estéticas ya no son solamente generadoras de identidad juvenil, sino un sentido de resistencia pacífica y reducto para canalizar la frustración personal. El linchamiento es un signo de la reacción de jóvenes que viene subsidiándose del PAN, los empresarios y los jerarcas eclesiales.

La música como referencia

ÉDGAR CORONA

El emo es un género musical que desciende del hardcore punk. Su formación ocurrió a finales de la década de los ochenta, en Washington D. C, sin embargo, es hasta el ocaso de los años noventa cuando toma fuerza y expansión dentro de la escena underground estadounidense.
El hardcore punk involucra temáticas sociales en sus letras y se distingue por mantener composiciones cortas y veloces, mientras que el emo propone canciones estructuradas por emociones individuales y su sonido circula entre lo incisivo y melódico.
El emo hereda conceptos del punk, como estar en contra del consumismo, intenta expresar emociones y se sostiene fuera del análisis racional. El grupo Fugazi fue uno de los pioneros que dieron forma a este género, no obstante, se considera a Rites of Spring como la genuina banda emo. Rites of Spring empleó arreglos inusuales para crear música y sus temas abordaron lo reflexivo. El encuentro con el mainstream ocurrió a mediados de los noventa con agrupaciones como Jimmy Eat World, The Promise Ring, The Get Up Kids, Braid, Texas is the Reason, Joan of Arc y Jets to Brazil. La imagen de estas bandas se caracterizó por ser ajena a la estética actual que utilizan los adeptos al emo.
La nueva generación de grupos encabezada por My Chemical Romance, Fall Out Boy, 30 Seconds to Mars, The Used, Panic at the Disco, From First to Last, entre otros, genera controversia entre los seguidores ortodoxos del emo y sus detractores. El principal reclamo es que las propuestas carecen de honestidad ya que la música de estas bandas se acerca mucho más al pop. La crítica especialista utiliza la clasificación punk pop. Simultáneamente han surgido los términos “popcore”, “emobop” y “fakeemo” (falso emo). La imagen que utilizan las actuales huestes emo es un híbrido del punk y el gothic rock pero con tendencia a lo fashion.

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