Elsa Aguirre, la primera actriz del cine mexicano 

Presentan en el FICG libro sobre su vida y obra, en que además se resalta su espiritualidad y trabajo por los demás

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Elsa Aguirre es una de las figuras más representativas del cine nacional y la que ha llevado con mayor dignidad su papel de primera actriz, declaró este martes Roberto Fiesco, autor del libro Elsa Aguirre, la mujer que yo amé, presentado en la edición 36 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG).

Fiesco aseguró que pese a que Aguirre ha sido una de las actrices más bellas del cine mexicano, incluso a sus 91 años, ella nunca se asumió como tal, en contraparte, se dedicó a cultivar su espiritualidad y a participar en la organización de la Gran Fraternidad Universal, en la que daba charlas y hacía obras benéficas.

“Ella practica yoga desde hace 60 años, cultiva la espiritualidad desde hace muchos años; tiene que ver con un hacer un camino de vida más alejado de los aspectos más frívolos o superficiales que podría haber en las personas que se dedican al cine, un camino de búsqueda y de servicio hacia otras personas que sigue haciendo incluso hasta hoy«, explicó Fiesco.

«Sobre todo, con una vida marcada por la tragedia, con tres matrimonios que duraron apenas un año, un hijo que falleció cuando era muy joven; es sorprendente encontrársela hoy con una enorme fortaleza emocional, espiritual y física”. 

Aguirre, quien recibió el Premio Mayahuel de Plata al Cine Mexicano por parte del festival, tiene en su haber decenas de películas, la mayoría realizadas en el transcurso de 12 años, cuando apenas era una jovencita de menos de 28. La actriz decidió retirarse del cine un tiempo porque sentía que no tenía una vida propia y que la estaba viviendo a través de sus personajes.  

Fiesco contó que para la realización del libro hizo cuatro visitas a la actriz en su casa, en Cuernavaca, en las que habló de sus vivencias, sus personajes cinematográficos y sus amores.

En las charlas habló de la relación que tuvo con coprotagonistas de sus películas como Pedro Infante y Jorge Negrete; con este último sostuvo un romance, pese a que ella tenía 18 años de edad y el “Charro cantor” más de 30, y que terminó porque él pretendía hacerla leer para que fuera más culta. 

“Para cultivarla, Negrete comienza a regalarle libros hasta que ella se harta y se niega a hablar con él, porque no quería leer; ella decía, ‘Yo quiero un novio, no un profesor’. Un año después, Negrete se casa con María Félix y a los ocho meses muere”, contó Fiesco.

El libro muestra una amplia selección de fotografías que fueron extraídas no sólo del archivo de la Cineteca Nacional, sino del coleccionista privado Pedro Barrios, de la Asociación Nacional de Actores, del archivo personal del propio Roberto Fiesco y del álbum personal de la actriz quien, con cierto recelo, aportó fotografías de su infancia y adolescencia.

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