El silencio de los rostros

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Ahora que Radio Universidad celebra 35 años de estar al aire, resulta singular que una de sus celebraciones sea una exposición de rostros que no hospedan voz, es decir, que permanecen haciendo mutis y no recuerdan a las frecuencias que el público escucha en su aparato receptor (en el 104.3 de FM) y ahora a través, incluso, de internet.
De igual manera es una suerte del destino que el rostro esté sin signo, sin sonido, porque de alguna manera cada fisonomía debe tener su costumbre y no hay cara que sea distinta ni distante a cada semblante.
De algún modo la voz es un fingimiento, una distorsión de la cara que habla sin hablar: ¿y qué hay más distante a la voz sino el silencio? El silencio de los rostros que se albergan en la última de las salas del Museo de la Artes de Zapopan (MAZ) —la Luis Barragán—, son a la vez ciertas y distintas a las que se escuchan cada día a través de las ondas hertzianas de Radio Universidad, pues seguramente los radioescuchas nunca sabrán que esta es de éste o aquélla es de tal.
De igual manera es simpático saber la cara de Julieta Marón, de Pepe Díaz Betancourt, de Marco Islas, de Manuel Falcón, de David el “Negro” Guerrero, de Josefina Real, de Alfredo Sánchez, y de toda la nómina de la estación que se halla en el piso 12 del edificio administrativo de la casa de estudio de Jalisco.
Podríamos decir que la voz se completa cuando hallamos la comunión entre el cuerpo y la materia espiritual, de allí surge la persona y ésta completa lo que bien podría constituir al ser humano; un acercamiento a los sonidos que emiten las cuerdas bucales de los seres que conforman los rostros retratados por Rafael del Río, Chema Martínez, Paula Islas, Luis/Caballo y Mónica Cárdenas y que a diario escuchamos en los programas y noticieros de Radio Universidad, se encontrarán cuando veamos de cuerpo entero y en vivo a cada uno, y mantengamos una relación de amistad, de acercamiento a lo que es su espíritu, y, otra vez, su persona.
Por lo pronto, hubiera sido buena idea, ahora que la tecnología lo permite, colocar reproductores que, al oprimir un botón, surgiera la voz de cada uno de los allí fotografiados; podría ser que los visitantes, al escucharlos, se quedaran sin habla…
Por cierto, las fotografías expuestas en las afueras del MAZ, son de Julieta Marón y se intitulan “Transeúntes” y también, de algún modo, celebran el aniversario de la estación y permanecerán allí por el tiempo justo del paso de un buen número de gentes que las podrán ver en la Plaza de los Caudillos, y se dejan acompañar de algunos versos de poetas de la localidad, como los que deja en el muro de papel Silvia Eugenia Castillero: Extramuros rezan las mujeres: /el éxodo comienza a contrapunto con el sol.

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