El periodismo es un acto revolucionario, señala Anabel Hernández

Concluye la edición 18 del Encuentro Internacional de Periodistas

El periodismo es un acto revolucionario que confronta al poder y aporta información útil para que la sociedad conozca lo que pasa en su entorno y pueda exigir cuentas, afirmó la periodista mexicana Anabel Hernández en la conferencia de clausura de la edición 18 del Encuentro Internacional de Periodistas, en el marco de FIL 2022.

“Hacer un periodismo libre, independiente, acucioso en tiempo útil, en tiempo real para que la sociedad sepa lo que está pasando en el momento, es un acto revolucionario.

“Para mí, hoy por hoy, la única manera en que puedo entender mi papel como periodista es entendiendo este rol revolucionario que tenemos hoy los periodistas no solo en México sino en el mundo”, expresó en la charla «Ciudadanos bajo fuego: el asalto a la libertad de expresión».

Explicó que el trabajo que realizan las y los periodistas es una pelea de David contra Goliat, al enfrentarse a intereses y poderes que generan esclavitud, corrupción y destrucción del medio ambiente y que lo que necesitan es el silencio, para que la gente no sepa nada de sus asuntos sucios.

Afirmó que cuando hay un periodista que se atreve a trastocar estos poderes, a documentarlos y los saca al debate público, “ese solo acto pone en riesgo y en peligro los intereses de este Goliat que parece indestructible y ahí toca explicar a los ciudadanos por qué esta información es importante”.

Para enfatizar la relevancia del trabajo periodístico, Hernández puso como ejemplo a los periodistas María Ressa, de Filipinas y Dmitri Murátov, de Rusia, quienes recibieron el Premio Nobel de la Paz en 2021.

La información genera libertad y la libertad genera conciencia y la conciencia hace que los ciudadanos exijan la rendición de cuentas y la rendición de cuentas significa cambios en el sistema corrupto que tenemos”, expresó.

En un diálogo con la periodista Sonia Serrano, jefa de investigaciones especiales de El Diario NTR Guadalajara, Hernández afirmó que ante una situación en que el 61 por ciento de mexicanos creen que el tema más importante del país es la seguridad pública, es importante que las y los periodistas dediquen sus investigaciones a este rubro.

Recordó que en México existen 109 organizaciones criminales de alto poder y tan solo en la Ciudad de México, sede de los tres poderes de gobierno, hay al menos 17 organizaciones que se han repartido cada colonia en una ciudad en la que “gobierna el crimen organizado”,

“Cuando tienes un sistema presidencial tan putrefacto en su esencia y le incluyes al legislativo, compuesto de peones de los partidos políticos y que sirven a los intereses del poder, y le añades a las fiscalías de justicia locales y de la república que no funcionan y estos elementos se ponen de acuerdo y se garantizan la impunidad, el único elemento que no está en esta ecuación son los periodistas y por eso nos están matando, no solo en México sino en todo el mundo”, denunció.

Participación de las mujeres en la narrativa pública 

En el periodismo deportivo se ha normalizado el humor sexista en la cultura popular y su fachada de diversión inofensiva, que potencian la capacidad de generar malestar y acoso hacia las mujeres y facilitan la tolerancia con comportamientos sexistas y discriminatorios en los hombres, lo que es verdaderamente peligroso.

Expresó Marion Reimers, analista y periodista de la cadena TNT Sports, durante su conferencia titulada “Emparejar la cancha: el deporte como herramienta en la búsqueda de la igualdad”, en el EIP.

En el periodismo deportivo hemos normalizado narrativas que son increíblemente peligrosas. Hemos logrado permear en el mundo de tanta gente haciéndole ver que es normal que en el estadio se grite una palabra que para tanta gente significa golpe, violación horror; empiezan a normalizar estos mensajes y empiezan a convertirse en el cantar de todos los días”, señaló.

Dijo que la mujer se ha convertido en moneda de burla y sexualización y a las voces disidentes las apedrean, lo que pareciera que es prerequisito para dedicarse a esta profesión: aguantar vara, ser fuerte y esta cultura de torcicidad y maltrato es algo que tiene que parar.

Ante estudiantes de periodismo compartió que hay una diferencia importante entre la libertad de expresión y el discurso de odio y la libertad, así como los derechos fundamentales no están a debate, pues dijo, su posibilidad de existir como una mujer disidente por ser lesbiana, no es un debate.

“Los grupos históricamente vulnerados no viven en nuestra normalidad y eso tiene que ver no únicamente con las mujeres; tiene que ver con las personas afrodescendientes, indígenas, con el racismo, cuánto de nuestra normalidad les representa un caos a otras personas”, cuestionó. 

“Hay una tarea sustancial del periodismo de reflejar a la sociedad en su totalidad lo que estamos viendo. Esta copa del mundo es el epítome del patriarcado, las mujeres ni a los estadios pueden ir. Me preocupa la ausencia de mujeres periodistas en Qatar porque veo que hay dos posibles narrativas: “De qué se quejan en México, allá esta peor”, y la otra “yo a las mujeres en Qatar las vi muy bien”, eso es lo peligroso de tener una narrativa monolítica, la narrativa del periodismo en México es absolutamente monolítica”, indicó.

Explicó que la participación de las mujeres en la narrativa pública es un desafío y una revolución y no sucede solo con ella, pasa en la política, con las presidentas municipales, en la literatura y demás espacios.

“¿Quién dice que no podemos hacerlo? Quién le permite a quien, hacer. Hay estructuras de poder que históricamente han impedido la participación de ciertos grupos. Lo mismo sucede en el periodismo. Hay una visión que tiene al hombre en el centro de las cosas y eso es lo que, desde el feminismo, se busca contrarrestar para promover las coberturas con perspectiva de género”, apuntó.

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