Defienden un transporte sustentable

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Beneficios como el impulso de la migración del auto al transporte colectivo, la seguridad —tanto para alumnos como para los padres que llevan a sus hijos actualmente en autos—, así como el cuidado al medio ambiente, son algunas de las premisas que las autoridades no advirtieron para juzgar al transporte universitario.
El pasado día 7 de octubre, la Secretaría de Vialidad y Transporte (SVT) informó a la Universidad de Guadalajara la autorización para operar el transporte universitario bajo la modalidad de transporte escolar, pero sólo con ocho unidades, muy por debajo de la solicitud original que era de 54 unidades.
Una de las condiciones no considerada, de manera contundente, es que la demanda potencial de transportación universitaria es de aproximadamente 160 mil estudiantes y no de unos 12 mil como lo está planteando la autoridad, al considerar que con ocho unidades se puede responder a la demanda de seis centros universitarios temáticos y 16 preparatorias.
De fondo, los estudios que esgrimen las autoridades estatales y los que se han llevado a cabo en forma exhaustiva por la Universidad de Guadalajara en materia de movilidad de los universitarios, tienen una diferencia toral con las investigaciones oficiales.
Ejemplo de ello es que aparezcan cifras muy elevadas sobre la forma en que llegan o parten a su destino una gran cantidad de jóvenes, que desde luego lo realizan a pie porque las proximidades de primarias y secundarias no es la misma que los centros universitarios.
El uso del automóvil es elevado entre los modos que los alumnos, maestros y personal administrativo usan para llegar a su destino “y se trata de inhibir el uso de tantos autos por otro tipo de transportación sustentable”, explicó el responsable de la gestión del transporte universitario, el arquitecto Jaime Aguilar Morales.
Lo anterior fue ejemplificado con el caso del Tecnológico de Monterrey campus Guadalajara, que al utilizar sus camiones calcula que no se usan al menos 726 automóviles diariamente, lo que significa que los desechos de dos mil 700 litros de gasolina no son arrojados a la atmósfera metropolitana, según cálculos del Centro del Trasporte Sustentable (CTS).
Por el momento, las autoridades universitarias estudian la posibilidad de controvertir el dictamen de la Secretaría de Vialidad y Transporte (SVT) por considerar que no está sustentado en forma técnica.

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