De la mujer

SILVIA EUGENIA CASTILLERO
Directora de la revista "Luvina"

Si bien la igualdad de género ha ido avanzando notablemente, considero que la inequidad ha seguido siendo un fallo social. Todavía pertenecemos a un mundo dominado por hombres en la toma de decisiones trascendentes.

En mi área profesional, en el ámbito literario, lograr una presencia se vuelve doblemente difícil, pues se trata de que la voz literaria vertida en la obra tenga un canal para llegar a los lectores y ese canal es la edición. Publicar tiene la dificultad de enfrentarse a una esfera de empresas que busca vender, y si no es una editorial privada, las editoriales del Estado buscan escritores con cierto prestigio. Y el prestigio no siempre va de la mano con la calidad. Por tanto, publicar se vuelve una doble lucha porque hay que enfrentarse con el poder que muchas veces es masculino y enfrentarlo desde la desventaja del género. Hay honrosas excepciones, pero en la mayoría de los casos sigue siendo ese el panorama.

Si bien el proceso social de cambio es lento, ha variado la posición de la mujer en la sociedad y se ha empoderado a partir de todas las demandas que históricamente se han enarbolado. A esas mujeres que han luchado contra la desigualdad es a las que les debemos las libertades actuales.

Considero que lo más sobresaliente es la conciencia social de la violencia que existe contra el género femenino y la pronunciación pública en contra de esa violencia, del acoso, de la denostación de las capacidades y los logros de las mujeres; de la invisibilidad a la que hemos sido sometidas.

El movimiento #Metoo es un parteaguas en esta batalla, pues ha puesto a la luz de manera global la mezquindad que hay detrás de algunos hombres para aprovecharse de su género en el terreno profesional. Muchos de ellos están vetados y muchos tuvieron que pedir perdón ante un público planetario. Y los otros han sido conscientes de la falla histórica dentro de la que se ha encasillado a la mujer.

En el seno de las familias modernas que han logrado un cierto nivel de educación, se conciben de manera diferente los roles y las libertades de las mujeres a la par que las de los hombres. Desde el momento en que la madre es una persona activa profesionalmente, una mujer que trabaja, viaja, que es independiente económicamente del marido.

Desde esta pequeña comunidad interna que es la familia, van generándose hombres que protegen, respetan, admiran e impulsan a las mujeres en su camino profesional y humano. Y mujeres que apoyan a otra mujeres y saben marcar los límites de respeto y valía ante los varones.

Borges dijo sobre las mujeres: “Oscar Wilde tenía razón al decir que lo universal era una serie de crónicas policiales. En todas esas crónicas —guerras, conflictos, enfrentamientos, etc.,— la mujer fue siempre más sensata que el hombre”.