Corea el milagro olvidado

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Hoy, si a alguien en México le interesa algo de Asia o quiere hacer negocios en ese continente, lo común es que de inmediato piense en China. Esto ocurre en razón del espectacular ascenso de ese país como potencia económica y la poderosa presencia que ha sentado en el mundo en la última década. Hace 25 años las cosas eran distintas. Asia irrumpía en la escena mundial con la emergencia de los Cuatro dragones asiáticos: Corea del Sur, Singapur, Malasia y Tailandia, y los milagros económicos que éstos protagonizaban en esos años.
Esos milagros no fueron efímeros. Perduraron y dieron frutos que se reflejan hoy en el desarrollo que han alcanzado esos países, sobre todo los tres primeros. De ellos, Corea del Sur es un caso especial. De ser un país predominantemente rural, devastado por la Segunda Guerra mundial y por 35 años de ocupación japonesa, en el curso de una generación se convirtió en un país moderno y predominantemente urbano, con una de las economías más dinámicas del planeta, todo lo cual se conoció luego como el “Milagro sobre el Han” (el río más emblemático de ese país).
Corea del Sur es la décimo quinta economía del planeta y la tercera de Asia al generar un producto interno bruto (PIB) de 1.47 billones de dólares en 2010, el cual es muy cercano al de México, que fue de 1.56 billones de dólares en ese mismo año.
Lo notable es que todo eso lo ha logrado con un territorio de poco más de 99 mil kilómetros cuadrados, o sea, casi 20 veces menor que el de México y sólo poco más grande que el de Jalisco, y una población de 48.7 millones de habitantes, que es poco menos de la mitad de la de nuestro país, que asciende a 113.7 millones.
En consecuencia, Corea del Sur ostenta un PIB per cápita de 30 mil 200 dólares, el cual era de sólo 87 dólares en 1960 y hoy es más del doble del de México, que sólo llega a 13 mil 800 dólares. A esto se suma que la población que ese país reconoce por debajo de la línea de pobreza sea sólo el 15 por ciento, cifra que en México asciende al 47 por ciento.
Por todo ello la experiencia de Corea del Sur ha sido y sigue siendo una referencia valiosa para países en desarrollo como México, como un ejemplo de esfuerzo sostenido, perseverancia y determinación para superarse y progresar. Sin embargo, parece que esa referencia se ha olvidado en México desde la irrupción de China.
Aún hay mucho que nuestro país puede aprender de la experiencia sudcoreana y sus frutos. Hoy ese país tiene una economía que fue capaz de incubar y madurar corporaciones globales, como Samsung, LG, Hyundai y POSCO, una base tecnológica propia que está entre las primeras de Asia, una infraestructura de comunicaciones y de transportes de primer mundo; acceso a vivienda, a servicios de salud y educación de calidad para sus habitantes; libertades civiles y una notable seguridad pública; y, un marco institucional en el que prevalece el estado de derecho.
Nada de ello es producto de la casualidad ni de la suerte, sino del trabajo del pueblo sudcoreano y sobre todo de su carácter y su idiosincrasia, que emanan de su herencia confuciana, que postula el respeto a la autoridad, a las normas y a la gente mayor; de su concepción del trabajo como forma de realización; y de su tendencia a la vida en comunidad y en equipo. Estos rasgos son los que subyacen en el “Milagro sobre el Han”, que sigue dando frutos hoy.

Profesor y coordinador del Programa de estudios transnacionales, Departamento de Estudios Políticos, del CUCSH.

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