Fotografía: Edgar Campechano

Los usuarios de las redes sociales las utilizan para entretenerse, pero también para cambiar el mundo por medio de un activismo político virtual, efímero y breve, que requiere además del compromiso en la calle para la transformación de la vida cotidiana por medio de leyes y reformas que hacen posible el cambio.

Así lo afirmó el profesor, investigador y Secretario Administrativo del Centro Universitario de los Altos (CUAltos), César Guillermo Ruvalcaba Gómez, durante su conferencia “Participación política en tiempos digitales: ¿se puede cambiar el mundo desde twitter?”.

Sobre la avenida Manuel Acuña, frente a Casa Jalisco, 77 miembros de la comunidad universitaria, entre estudiantes y profesores del CUAltos y de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), asistieron a la master class número 16, en la que el especialista replanteó el uso de las redes sociales y la crítica de figuras públicas como la del Gobernador Enrique Alfaro Ramírez.

Para el conferencista, combatir el cambio climático o a un gobierno autoritario plantea desventajas si se hace a través de Twitter, Facebook, Instagram y Tiktok. “En estas plataformas no existen procesos de transformación, ya sea escalonado, parcial y progresivo, que apunte a objetivos a mediano y largo plazos”, explicó.

Fotografía: Edgar Campechano 

Otro límite del activismo digital es la expectativa de resultados inmediatos que se ve frustrada y provoca desilusión en los simpatizantes, además de que la agenda se pierde por la saturación de contenido.

Para Ruvalcaba Gómez las recientes protestas están orientadas a la espectacularidad y el impacto en redes sociales, sin profundizar en el objetivo de la inconformidad. “Se trata de una política folk, es decir, de actos de protesta que buscan un narcisismo político y para que los usuarios se sientan moralmente superiores”, explicó.

Entre los actos de protesta de este tipo se encuentran los performances de Greta Thunberg, en el happening con rodadas de ciclistas desnudos o las sentadas de los ocupas en Madrid, que sustituyen a la vieja forma de protestar por una espectacularidad.

“Habría que preguntarnos, ¿esto se sostiene a mediano y largo plazos? Todo esto sustituye la política de la calle y las estructuras políticas. Lo que tenemos que buscar es la estabilidad más allá que su espectacularidad si queremos hacer un proyecto, no actos que nos hacen sentir moralmente superiores”, describió Ruvalcaba Gómez.

Otra característica es la descentralización de las protestas digitales que carecen de liderazgos, lo que lleva a una catarsis colectiva, a un propósito inmediato, considerado un acto político cuando se trata de una expresión pública.

Fotografía: Edgar Campechano

Dijo que no está mal que se hagan este tipo de performances, pero que no que sea el único camino; o sólo firmar peticiones de change.org o reiterar en twitter que odiamos a Alfaro.

“Sin saber que la forma de participar políticamente es ir a decirle en cada evento donde se pare que no es posible que se gaste 340 millones de pesos en su imagen personal sin encontrar a las personas desaparecidas, que es el problema mayor en Jalisco y México”, destacó.

De acuerdo con el Secretario Administrativo del CUAltos, el cambio está más allá de los dispositivos digitales, la comodidad de un buen asiento y alejados de las calles.

“Cuando hablamos de no perder la calle tenemos que entender que hay un mundo fuera de la redes sociales: nos hemos desconectado de ese mundo porque vivimos en las burbujas de Instagram, Twitter, Facebook o Tiktok, que nos hacen creer que así estamos cambiando el mundo”, subrayó.

La master class es parte integral de “Las lecciones por la educación”, que organiza la Coordinación General Académica y de Innovación (CGAI), sumadas a las caminatas por la Autonomía, la Salud y la Educación en defensa de la autonomía y el presupuesto de la UdeG.

Artículo anteriorDe propia voz de maestros de la UdeG
Artículo siguienteInaugura Rector General gimnasio en la Preparatoria Regional de Tamazula