Beto Ruiz Un puente de conversación

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Ulises ha perdido a sus padres. Mejor dicho, se los han desaparecido. Hombres armados se los llevaron —que por ser defensores de la tierra— y nadie sabe a dónde. Ahora Ulises debe volver a su pueblo, como el personaje de Homero a Ítaca, para encontrar respuestas. El viaje de Ulises, texto teatral escrito por Verónica Maldonado y dirigido por Beto Ruiz, es una obra infantil del grupo Valentina Teatro que se presentará en el Teatro Estudio Diana los sábados y domingos, del 31 de enero al 22 de febrero a las 13:00 horas. Una obra para niños que habla también a los mayores, pues “es un pretexto para desarticular un tema que tampoco nosotros, los adultos, tenemos resuelto”, afirma Beto Ruiz, quien reflexiona sobre las implicaciones y retos de abordar una problemática social tan cruda como ésta para un público infantil.

¿Por qué elegiste dirigir esta obra?
El grupo La Valentina me invitó hace tres años al proyecto como director invitado, porque tenían la necesidad de hablar sobre lo que estaba pasando con los niños cuyos padres desaparecían por causas de carácter político-social, por ser activistas. No se trataba solamente de conocer las razones por las cuales no vuelven, o por qué cuando se levantan denuncias éstas no proceden (preguntas importantes sin duda), sino además cuestionarse qué pasaba con el que queda abandonado. En aquel entonces presentamos el montaje en Guadalajara, más tarde en el DF y después en el Festival Internacional de Teatro para Niños y Adolescentes celebrado en Bogotá. Hoy, gracias al apoyo del FONCA en el rubro de fomento y coinversión la estamos presentando otra vez e, increíblemente, hoy la sentimos más actual que hace tres años. Desafortunadamente, ahora el tema de los desaparecidos es aún más obvio.

¿A quién va dirigido?
Es un espectáculo que aunque es para niños, lo pensamos también para los adultos, pues ningún niño va al teatro solo. La encrucijada no es fácil. Queremos crear un puente de conversación, de diálogo, entre padre e hijo, entre el tío y el sobrino sobre lo que está pasando en este país. Y sabemos que los estamos metiendo en un apuro, pues es como el tema de la sexualidad, del que la cuestión es cómo abordarlo. Ante la realidad cada vez más contundente, el niño pregunta y hay que empezar a darle respuestas. Además, debemos aprovechar ese nivel de intuición inmediata que los niños tienen y de incorporar esa inmediatez en el montaje, algo que tratamos de hacer. La referencia a La Odisea nos permitía hacer esta comparación para que el tema, difícil en sí mismo, no fuera tan severo y, al mismo tiempo, le diéramos la oportunidad de conocer el universo de Homero pero de una manera bastante lúdica. Además, personalmente creo que acudir a las mitologías funciona cuando una sociedad está en crisis, para esta necesidad de referentes éticos para la que nos dan algo de luz. Las metáforas nos ayudan a arrojar respuestas.

¿Cuál es la propuesta del montaje?
Hay una lectura que afirma la ocurrencia del fenómeno. La metáfora que usamos es el caballo de Troya con el que se logra entrar. Creemos que tenemos que construir caballos de Troya con los cuales internarnos en los problemas para arreglarlos desde adentro; quizás a través de organizaciones civiles porque las instituciones ya no nos están funcionando, ni los partidos. Creemos que debe ser en conjunto. La propuesta se dirige hacia la colectividad; hacia crear respuesta como sociedad, pues no hay un modelo que nos haya servido hasta ahora así que tenemos que inventarlo. El pensamiento colectivo te incorpora, te da la sensación de pertenencia y, por lo tanto, ofrece la posibilidad de resolver problemas así de grandes.

¿Cuál es el objetivo de presentar una problemática político-social a través del teatro para niños?
México tiene uno de los mejores teatros para niños a nivel latinoamericano. No queremos hacer un teatro simplón, pues esto es como las dietas que le están dando de comer al niño, necesitamos hacer un balance en su dieta artística. Por ello, no queremos fomentar el miedo, pero sí ponernos a pensar en el asunto, sin ocultar lo que sucede ni inmovilizarnos ante ello. Estamos, en definitiva, tratando de encontrar el balance entre la creatividad para responder a los temas urgentes y el placer y deleite de seguir experimentando el teatro como arte.

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