Antes de que nos olviden

795

Una colisión entre pasado y presente. El Foro Sol es testigo del sonido profundo proveniente de un teclado, con escaso aire al salón Xalixtlico, pero familiar. La ráfaga en la caja clara es seguida por un remate vigoroso en los platillos. “Será por eso” marca el final del silencio para continuar con “Los dioses ocultos”, “Detrás de ti” y “La célula que explota”. Así se inicia un nuevo capítulo para Caifanes y queda el registro del momento más importante para la historia moderna del rock de México.
Es necesario mirar atrás, hacia los primeros años del grupo. Saúl Hernández advirtió entonces el misterio que posee el futuro. El líder de Caifanes fue claro: “Lo único que pretendemos es tocar y desarrollar nuestra música”. Antes, CBS cerró la puerta para la banda, alegando ingenuamente que esa compañía vendía música y no ataúdes.
Un aullido de nombre “Mátenme porque me muero” despierta y establece alianza para una generación oscura y por instantes perdida. La incredulidad y el descrédito no importan: para la alianza amanece. Tiempos difíciles cruzan por momentos de bilongo y éxito. Conciertos en discotecas, plazas de toros y palenques. La historia de Caifanes se escribe desde la trinchera.
El escritor Xavier Velasco precisa en el libro Una banda nombrada Caifanes: “Baile, arrullo negro y carmín para el sueño muerto en un túnel del Periférico. Sonidos trepan por las paredes. Ejércitos de cruzados escalando las almenas de un castillo enemigo. Los temblores del bajo, guitarra embarrando acidez sobre el monte del que cuelga un Cristo traicionado, sax ebrio de los sudores de una puta en agonía, platillos en llamas, redobles como palabras, un canto choca contra el techo: nunca nadie me podrá parar. Esta es la imagen trémula de lo que jamás pudo pasar y está pasando. Venga tu reino: los señores productores se estriñen, los señores ejecutivos no saben cómo bailar, las viejas paren ratones rosados y las niñas de traje sastre se vuelven estrellas de burlesque. Alabados sean el Rey Lagarto y San José Cuervo, bienaventurados los que pudieron echarse un faisán con La Huesuda, estos son Caifanes y han venido a oficiar el rocanrol. Hágase tu voluntad”.
“La negra Tomasa”, los milagros de latón y El diablito. Caifanes comparte portada de revistas con Madonna, Guns N’ Roses y Luis Miguel. Estúpidamente sobre este último aparece el titulo “rock en español”. Poca crítica especializada y el desencuentro con una escena subterránea. Caifanes habla de Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio, Café Tacvba, Santa Sabina y Tex Tex. “La célula que explota” es un himno que da personalidad al rock de México. Al trabajo de Saúl Hernández, Sabo Romo, Diego Herrera y Alfonso André, se une el de Alejandro Marcovich, viejo conocido de Hernández y André, desde aquellas Insólitas Imágenes de Aurora.
“Caifanes no es un grupo de rock and roll y quizá tampoco lo sea de rock. Somos un grupo musical que nunca ha definido su estilo. No podría decir que lo que tocamos es tango o cumbia o rock. Diría que somos músicos trogloditas que hemos absorbido individualmente todo tipo de corrientes musicales. Lo que expresamos es una síntesis de todo lo que escuchamos durante nuestra formación personal”, dijo en alguna ocasión Alejandro Marcovich.
El silencio como un disco que representó una nueva búsqueda y un cambio musical para Caifanes. De la estridencia en “Metamorfeame” a la sutileza en “Debajo de tu piel”, atravesando temas que confirman la trascendencia de su trabajo, entre estos “Hasta morir” y “Nos vamos juntos”. El nervio del volcán como obra final de un grupo que, siempre con dificultades, llegó a la cúspide, y que además retrató una realidad cercana –más allá de lo oscuro– y una creencia por la música. Los esfuerzos de Caifanes no fueron aislados. Junto al grupo marcharon propuestas de rock con posibilidades. Algunas crecieron, a otras la inexperiencia terminó por limitarlas.
Hoy la escena en México es diferente: existen avances, pero falta todavía camino por recorrer. Pocos son los grupos que poseen una propuesta musical definida y con personalidad. Los medios continúan con vicios, y los foros, con sus imperfecciones. Caifanes lo logró, hizo historia, abrió camino y su desintegración provocó un vacío. Su retorno deja ver el valor de su música. “Antes de que nos olviden” hoy establece su verdadero significado.

Artículo anteriorConrado Morales
Artículo siguienteA buena hora