Ante anhelos de destrucción, levantar la voz:
Francisco Pamplona

Académico de la UACM presentó en Casa Zuno su libro Anhelos de destrucción. Reflexiones sobre poder, violencia y cultura, bajo el sello editorial Pollo Blanco

Durante el siglo XX y entrado el XXI, los poderosos han mostrado querer la aniquilación: desde la bomba arrojada en Hiroshima, Japón, masacres en Yugoslavia hasta la reciente invasión en Ucrania. Ante este anhelo de destrucción, Francisco Pamplona Rangel, de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), propone levantar la voz, voltear al arte. 

Él, en compañía de los profesores investigadores del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) Armando Martínez Moya, Alonso Solís Sillas y Ana Cecilia Valencia, presentaron su libro Anhelos de destrucción. Reflexiones sobre poder, violencia y cultura, bajo el sello editorial Pollo Blanco, en el que aborda las grandes destrucciones del siglo XX, los teóricos que explican la violencia y la cultura en el poder.  

“¿Qué pasó con la cultura después de la primera bomba atómica? Después de esta destrucción gigantesca, con residuos de muerte, la cultura no se detuvo: floreció el cine, la literatura, la poesía, ejemplos muy destacados en la historia del mundo”, sostuvo en entrevista el autor previa a la presentación de la publicación y acotó que ese anhelo no se detuvo tras la Segunda Guerra Mundial, los conflictos de  posguerra, las guerras Yugoslavas hasta el reciente conflicto en Ucrania. 

“Realmente eso nunca se detuvo: después de la posguerra vino un pequeño periodo de mucho optimismo, de sueño americano y todas esas cosas, pero las guerras colonialistas, las intervenciones del imperio, de Europa en el caso de la  guerra en Yugoslavia son muestras de que esos anhelos de destrucción nunca se detuvieron a lo largo del siglo XX y en el siglo XXI”, explicó Pamplona Rangel.

Para el sociólogo, los conflictos se transformaron de acuerdo con la penetración de los medios de comunicación que, actualmente, configuran la percepción y penetración de la propaganda bélica.

“Hoy, las nuevas guerras y destrucciones en el mundo se dan bajo un contexto en que las redes sociales juegan un papel muy importante para difundir el odio entre los adversdarios políticos, violar las reglas de la democracia, de la convivencia pacífica”, precisó.

Esto ocurre a diferencia de la presencia de los medios de la mitad del siglo XX, cuando sólo había radio y periódicos, y la televisión no influía en la opinión internacional como actualmente ocurre.

“Sin embargo, hay resistencia a esos anhelos de destrucción: siempre hay quien levanta la voz, escribe un poema, pinta un cuadro, hace una película para denunciar eso que afecta a toda la humanidad”, puntualizó el académico.

El texto de Pamplona Rangel examina —a través de la mirada de diversos autores como Norbert Elías, Elías Canetti, Michel Foucault o Emil Ciorán—, el desarrollo de teorías importantes en el campo de la investigación sobre la violencia.

Destacó el contexto de cada autor y sus aportaciones: Michel Foucault y las sociedades de control; la crítica de Gilles Deleuze frente a las implicaciones de la informática planteadas por el Internet.

Para Pamplona Rangel las aportaciones del alemán Norbert Elias incidieron en el análisis del proceso civilizatorio bajo la perspectiva de larga duración de la violencia de progresos, retrocesos y patrones históricos en occidente durante 500 años, que le lleva a concluir con una cuestión: “La pregunta no es por qué hay tanta violencia, la pregunta es por qué no hay más violencia”.

Sin embargo, quien penetra en el problema ontológico de la violencia es Elias Canetti en su libro de 1960 Masa y poder, donde plantea una hipótesis sobre la violencia entre los seres humanos como un estado inherente desde sus orígenes ancestrales.

En la tercera parte del texto desarrolla temas concurrentes como el miedo, la soledad y la incertidumbre en ensayos sobre literatura y el arte vinculados con la violencia. El arte como medio de combatir las expresiones violentas.

“Las expresiones culturales son múltiples y vertidas en el arte y desarrollo de lo popular de la comunidad donde se dan las alternativas para combatir las expresiones más violentas, porque los seres humanos quieren convivir en paz”, dijo el académico de la UACM.

Explicó que, por otra parte, hay expresiones generadoras de una cultura del miedo y de la violencia de artistas con el único afán de presentar y describir las crisis sin ahondar en el valor humano.

“Algunos pintores o literatos plantean la decadencia del ser humano con relatos desoladores, que no son sino posturas personales e ideológicas, pero en el mundo hay alegría, felicidad, ganas de vivir y eso no se expresa con la misma fuerza que leemos y que nos horrorizan cada día en la barra de televisión”, concluyó Pamplona Rangel.

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