Adalberto Ortega Solís

1814

Los aspectos que pueden definir a Adalberto Ortega Solís, son su gusto por la mitología griega, su empeño por conocer a pensadores y citar frases célebres. Sin embargo, lo que complementa su personalidad es el fervor nacionalista y su pasión por Benito Juárez.

El pasado martes 17 de febrero, Adalberto Ortega fue nombrado por la Universidad de Guadalajara, Maestro emérito, de la cual él mismo se definió como “un soldado más” que cumple con su labor académica desde que ingresó a las aulas de la institución Benemérita en 1955.

En entrevista, habla de su trabajo, su vida y sobre todo del ejercicio de jurista, que es una de sus más fuertes pasiones.

¿Qué le apasiona de Juárez?
De Juárez me apasiona su constancia, su perseverancia, su terquedad, su espíritu de superación. Un niño que no hablaba español, que nada más sabía zapoteco y que llega a donde llegó, que integra nuestra nacionalidad y que rescata los valores republicanos, y que tras ser perseguido por todos los confines de la patria sale adelante, ¿cómo no va a ser un ejemplo para todos nosotros?

¿Qué tanto ha cambiado la UdeG desde que usted ingresó como estudiante?
Cuando yo entré, esta era una universidad metropolitana, o sea, estaba en Guadalajara. Toda la gente que quería estudiar desde la preparatoria, tenía que venir a Guadalajara. Cuando esto se transforma, allá por 1994 y se hace la Red Universitaria, no solamente está presente en el estado de Jalisco en materia de educación superior, sino también en las regiones. Llegan los centros universitarios temáticos y regionales, y lo otro es que las preparatorias empiezan a proliferar en todo el estado. Entonces los jóvenes ya no se venían desde secundaria, sino que se quedan allá desde la preparatoria y como profesionales. Lo que no hizo la descentralización por decreto, a final de cuentas lo hizo la Universidad.

¿Qué opina del actual abogado que egresa de las aulas?
Creo que hace falta que se preparen. Ya no podemos ser todistas y menos ahora que ha habido una “diarrea legislativa” tremenda. Recordemos que el especialista es aquel que sabe mucho de poquito. He insistido muchísimo en esto. Primero tenemos que estudiar, para demostrar a quienes nos necesiten, que sabemos. El saber le abre a uno puertas. Especializarse le implica a uno esfuerzo. Decía un maestro mío, don Santiago Camarena Camarena, que nos daba clase de derecho penal: “Compañeros, después de que se reciban y tarden 10 años trabajando y luchando, empezarán a ver el fruto de lo que sembraron”. Tenía razón. Yo se los he dicho a mis alumnos. Todo lo que vayan a hacer, hay que registrarlo, lo bueno y lo malo, y verán que todo les va a servir, les dará la consistencia del futuro y esa consistencia les dará prestigio.

¿Qué opina de la actual sociedad mexicana?
Creo que el grave problema que tenemos es que dejamos pasar las cosas. Siempre he dicho que lo peor de la raza humana es la indiferencia. Cuando el hombre se vuelve indiferente, resulta que no le interesa nada, piensa nada más en sí mismo, se vuelve egoísta y el egoísmo nos mata. Además, esa indiferencia es la culpable de las devaluaciones, es la culpable de los malos gobiernos, es la culpable del crimen organizado. La indiferencia, aunada a la impunidad, y la impunidad producto de la corrupción, es un círculo vicioso enorme. La sociedad tiene que reaccionar, tiene que cumplir con sus deberes, para que pueda exigir sus derechos.

¿Por qué cualidades considera le han otorgado el título de Maestro emérito?
Nunca pensé que la Universidad me iba a rendir este homenaje. Creo que se logra trabajando, estudiando. Indiscutiblemente la Universidad me ha dado más de lo que yo le he dado. Gracias a ella uno obtiene muchas cosas, que se le facilitan por el prestigio que tiene, por el nombre de la Universidad, por las personas que han egresado de la misma, por las que están en la Universidad. Por eso dije en mi alocución, que todo se lo debo. Claro, también reconozco a mi familia, pero sin la Universidad hubiera sido nada.

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