Desde la vulnerabilidad de las personas es como se debería de partir en el diseño de espacios de las unidades de transporte público. Bajo esa premisa, académicos del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD) han emprendido estudios y proyectos dedicados a satisfacer la comodidad y seguridad de los usuarios, a partir de la ergonomía.

Uno de los más recientes es su colaboración en la creación de dos unidades de autobús eléctrico de piso bajo, financiadas por la empresa Carrocería Hermanos Becerra, con la que existe una amplia trayectoria de trabajos con el Centro de Investigaciones en Ergonomía del CUAAD.

“Estamos apoyando para que la unidad quede lo mejor posible para los usuarios y el conductor. No es un autobús para personas discapacitadas meramente, pues al ser de piso bajo sin duda les ayuda, pero también a todos”, explicó el Director del Centro de Investigaciones en Ergonomía del CUAAD, doctor Carlos Aceves González.

Además, dijo, el piso bajo de la unidad reduce el tiempo de abordaje, “es más rápido y el sistema se agiliza. Hablamos de eficiencia y seguridad”, pues al reducir la altura también baja el número de caídas.

Los terminados que evitan zonas con filos, las dimensiones de los asientos con cierta altura y profundidad adecuada son otros aspectos ergonómicos.

Sabemos que la mejor manera de colocar pasamanos es de manera vertical, por temas de seguridad y fuerza, pues puede soportar a varios usuarios, que el pasamanos horizontal a 1.70 metros de altura, que es aún la norma”, compartió el investigador.

Recordó que suele ser difícil agarrarse del pasamanos horizontal cuando se es una persona mayor o se está cargando a un bebé con el otro brazo. “También pensamos en el color de ese pasamos, para personas con discapacidad visual. Es interesante que cuando las cosas están bien diseñadas no nos damos cuenta, y sólo las usamos”, resaltó.

John Alexander Rey Galindo añadió que otros aditamentos de esta innovación es que se piensa en el tema de la información al interior. “Cosas tan simples que ya se manejan en otros sistemas, como la información auditiva, muy útil para las personas ciegas y otras personas con discapacidad del tipo sensorial”, detalló.

Destacaron que si se analiza la vulnerabilidad de todas las personas siempre se mejorará el sistema completo.

Explicaron que, por lo pronto, estas unidades están destinadas al transporte de personal de la industria privada, pero esperan que puedan extenderse al transporte público en el Área Metropolitana de Guadalajara (AMG), y en el país.

Urge mejorar las condiciones del transporte público en la ciudad

Si bien hay esfuerzos en mejorar la accesibilidad de los usuarios en el transporte público del AMG, siguen existiendo notables deficiencias en los diferentes sistemas de movilidad.

“En el diagnóstico que hacemos aún hace falta mucho por avanzar a un sistema inclusivo que garantice el acceso y uso del transporte público en la metrópoli. Sí hay avances en la infraestructura física, como en el Peribús (Macrobús Periférico), pero la mayoría de las unidades del AMG siguen sin ser accesibles”, denunció Aceves González.

Indicó que se centra mucho la necesidad en personas que viven en situación de discapacidad y adultos mayores, pero no se piensa en los nuevos usuarios del transporte público.

¿Qué pasa con las mujeres, con los niños? Hemos hecho estudios con adolescentes, que uno podría pensar que son personas con todas sus capacidades y no tendrían que tener problemas para usar el servicio; sin embargo, en algunos casos, asuntos similares se presentan en otros usuarios”, dijo.

Apuntó que hace falta presupuesto para hacer estudios sobre cómo es la experiencia y cuáles son las necesidades de diversos sectores sociales que se mueven en autobuses o tren.

Acerca de la notable inhabilitación de decenas de elevadores y escaleras eléctricas en estaciones de Tren Ligero y Macrobús, debido a que no funcionan, Rey Galindo explicó que eso “limita y excluye a un grupo poblacional que no puede acceder al sistema porque el elevador no funciona”.

“El sistema debe ser lo suficientemente robusto para no dar una sola forma de no permitir a las personas interactuar con él. Estos daños nos permiten repensar cómo estos sistemas puedan dar alternativas, como cuando un elevador no funciona”, recalcó.

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