Vivos se los llevaron

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    Amanece un día más y 43 madres mexicanas no saben nada de sus hijos desaparecidos. Todos nos sentimos indignados e impotentes. Por supuesto compartimos el dolor que ellas sienten porque también hemos perdido un hermano, un tío, una pareja en esta ola de violencia que azota a nuestro país. Yo sí temí esta situación hace un par de años, cuando Peña Nieto tomaba protesta como Presidente de esta gran y aborregada nación.
    No sé qué hacer además de sentirme furioso. No sé con quién hablar, a quién golpear, a quién exigir. He orado por la paz en los corazones de esas 43 madres. Me he declarado en luto, he expresado lo que pienso y lo que siento. He escuchado y leído otras voces.
    He compartido la rabia. He tenido ganas de marchar junto a cientos de mexicanos que lo hacen por las calles de las principales ciudades de México y del mundo. He deseado que las exigencias de la ONU de que estos crímenes no queden impunes se conviertan en la renuncia de alguien, en la cárcel para todos los responsables.
    Por sobre todas las cosas he deseado que todos y cada uno de los mexicanos compartan la tristeza y el luto y lo conviertan en coraje, en fuerzas para cambiar las cosas en sus casas, en sus escuelas, en sus comunidades. En fuerza para apagar la televisión y encender sus pensamientos y su corazón. Este es mi sentir, y lo digo fuerte ¡VIVOS SE LOS LLEVARON Y VIVOS LOS QUEREMOS!

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