Viaje alrededor de un porro

    921

    José Ignacio Solórzano (JIS) dibujaba monos cuando era niño, pero ignora por qué siguió haciéndolo. Cuando se dio cuenta que era monero, ya fue demasiado tarde para dedicarse a otra cosa. En tono irónico confiesa que debió aprender un oficio. “Algo que ayudara a mantenerme de manera más segura y decente. Me doy cuenta que he llegado a un punto como esas gentes que nada más se especializan en figuritas de marfil o ébano. Entonces me asusta que si por algún motivo deja de funcionar esto, ¡no sé hacer nada! ¡Qué horror!”
    “Cuando decidí no estudiar una carrera y seguir en los monos, mis papás se horrorizaron. Mi padre fue maestro de la Universidad de Guadalajara. Mi mamá, súper culta. Ellos tenían una idea de su hijo académico o algo así. De pronto dijeron: ‘¡zas! Se hizo hippie o ¿qué pasó?’ Se agüitaron muchísimo y después al ver los temas que desarrollaba, ¡peor! Me tocó ver a mi mamá en algunas inauguraciones. En la entrada disculpándose por si llegaban algunos amigos de ella. Decía: “Yo no tuve nada que ver con esto”.
    JIS habla de su vida, de su trayectoria como monero y los problemas que ha tenido que enfrentar, dentro del marco de la exposición Obviaremos las narices: descargas moneras con ínfulas restrospectivas, exhibida en el Museo de Arte de Zapopan (MAZ) con motivo de sus 30 años de carrera artística.
    “Soy un monero pacheco. Me interesa la psicodelia, las imaginerías surrealistas, la crónica de la vida cotidiana, entendida desde la narración de los aspectos más vanales, como ir a la tintorería o al pan, como el relato de ensoñaciones nocturnas y los terrores y delirios privados. También la cuestión del amor, la pareja, el sexo desde lo erótico hasta cosas más obscenas. Espero que encuentren la exposición sabrosa. Hay narraciones de experiencias psicoactivas y hay muchos grafismos por el puro placer de eyacularlos”.
    La exhibición consta de alrededor de mil 200 piezas, desde la década de los ochentas hasta la fecha. Hay dibujos, fotografías, cerámica, ready-mades, ampliaciones y diversidad de objetos. La muestra está dividida en 13 series. Entre éstas, “Gato encerrado” y “Archivo de ideas”, son proyectadas sobre un muro.
    El Museo de Arte de Zapopan tiene la primicia de presentar dibujos que no ha publicado su autor y en los que JIS vierte su vasto e infinito imaginario. De acuerdo a la curadora Alicia Lozano García, se trata de “dibujos hermosos, muy poderosos. En ningún momento necesitan palabras para ilustrar lo que quieren decir”.
    Parte del trabajo de JIS está relacionado con su vida privada, que es uno de los temas que desarrolla en sus caricaturas. Eso no está exento de dificultades. “Esta especie de diarios por entregas hacen enojar a mi mujer, porque hay ratos que parecen como denuncia conyugal. Ella siente que la ventaneo. Me dice: ‘No tienes ningún derecho a estarme sacando en tus pinches caricaturas, cabrón’. Entonces se arman discusiones fuertes. Veo que cada quien tiene su punto, porque yo le contesto: ‘Oye, me pones en un aprieto tremendo, porque lo que hago es narración de mi vida y tú eres parte central de mi vida, mi amor’, pero tampoco funciona. Aunque creo que soy justo. Yo me chingo mucho en mi posición dentro de la pareja y el mundo. Porque si uno de veras quiere usar el humor de la manera más fructífera posible, el primero que está ahí para recibir los madrazos es uno mismo”.
    Su carrera puede dividirse en tres etapas principales: durante los años ochenta se caracterizó por lo que él llama “el descubrimiento de la pachequez” al lado de colegas como Falcón, Trino, Josel, Jabaz, Paco Navarrete y Julio Haro, entre otros, quienes realizaron publicaciones como la revista Galimatías.
    Durante los años noventa, además de la consolidación de la tira cómica El Santos, en coautoría con Trino, JIS convirtió a su vida privada en el tema protagonista de su trabajo.
    Es a partir de 2000, en que además de proseguir su carrera como monero, comienza a internarse en los terrenos del arte contemporáneo, realizando exposiciones individuales. “Me he quedado en una especie de zona ambigua, donde para los monos no soy tan chistoso y para las galerías sigo siendo un monero”.
    JIS está influenciado por caricaturistas y artistas. Entre los primeros menciona a Saul Steimberg, Robert Crumb, Moebius, B. Kliban y Sempé; entre los segundos, a Maurizio Cattelan, Marcel Dzama, Matthew Barney y Jean Michel Basquiat.
    Sus dibujos aparecen actualmente en el diario Milenio y en la revista QUO. Algunos libros que reúnen sus trabajos son Los manuscritos del Fungus, Sepa la bola, Paso sin ver, Otro día y Verbos para comenzar.

    Artículo anteriorObsidiana y música de Los Bukis
    Artículo siguienteResultados del Programa Especial de Promoción para el Personal Académico de Carrera