Un triángulo de fuego mortal

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Las tomas clandestinas de combustible en ductos de Pemex no constituyen sólo un problema económico para el país, sino que representan un riesgo latente para el medio ambiente y las poblaciones aledañas. El ejemplo más reciente en Jalisco fue un derrame ocurrido en Tlajomulco de Zúñiga, el 11 de abril pasado, cerca del fraccionamiento Los Encinos. Más de tres mil personas fueron evacuadas de la zona, donde se derramaron alrededor de 147 mil litros de combustible, contaminando además el aire y el suelo en un área de 9 mil 500 metros cuadrados, según datos reportados por el ayuntamiento de Tlajomulco que, como informó su presidente municipal, Alberto Uribe Camacho, interpuso por estos hechos una serie de demandas en contra de Pemex.

El problema crece en Jalisco, donde, según datos de Petróleos Mexicanos, de 2014 a 2017 descubrieron y aseguraron mil 126 tomas clandestinas, 98 de éstas en Tlajomulco en lo que va del año.

Esta actividad presenta peligros para quienes usan y se encuentran cerca de las pipas y de los espacios donde almacenan y venden ilegalmente este combustible.

El mal manejo permite entrar al “triángulo de fuego, que involucra combustible, oxígeno y fuente de calor o chispa”, explicó el especialista en petroquímica, del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI), Reynaldo Maldonado Arroyo.

A lo largo del proceso ilegal “se arriesga a mucha gente inocente” que vive cerca o que va de paso. Ya se han tenido casos mortales. En lo que va del año Pemex reportó 19 accidentes en varios estados del país, uno de los cuales en Tlajomulco, en ningún caso con víctimas. Pero en 2003, en una localidad del municipio de Nogales, Veracruz, una explosión mató a seis persona y dejó 88 heridos.

Durante las ordeñas del ducto y el traslado y almacenamiento de la gasolina en sitios clandestinos no se tiene la capacitación, ni los instrumentos, ni la vestimenta adecuados para manejar este material peligroso.

Pueden presentarse fugas, derrames o evaporaciones en las tomas, en los traslados en pipas inapropiadas, en el almacenamiento en tanques no adecuados en casas, terrenos y ranchos o en la venta ilegal.

La fuente de calor que daría la chispa puede venir de la soldadura y perforación cuando se elabora la toma clandestina, así como de la pipa o de la ropa inadecuada, fácil de generar cargas estáticas, o bien provenir de un auto que pasa o de alguien que sin saber del riesgo tira un cigarro encendido.

En los ductos de Pemex, en las gasolineras y en los autos, en términos generales la gasolina es segura, porque son controlados los factores de oxígeno y calor, pero fuera de estos lugares existe un alto riesgo, porque son otras las condiciones.

Cuando la gasolina es líquida puede incendiarse y cuando está vaporizada resulta fácil de explotar si el ambiente está saturado, que es lo más peligroso.

En México los ductos los empezaron a utilizar desde las primeras décadas del siglo XX. En Jalisco, el principal ducto es el de Salamanca-Guadalajara, con estación en El Salto y la estación satélite de la Base Aérea.

“El manejo de cualquier sustancia peligrosa en circunstancias controladas conlleva un riesgo, y en incontroladas se incrementa el peligro”, afirmó el jefe del Departamento de Geografía y Ordenación Territorial, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), Carlos Suárez Plascencia.

La extracción y venta clandestina ha incrementado en los últimos años y meses. De 2014 a la actualidad, Pemex ha reportado 17 mil 407 tomas clandestinas, lo que equivale a una pérdida de alrededor de 160 mil millones de pesos. En Jalisco nada más en el pasado mes de mayo encontraron 13 tomas clandestinas entre los municipios de Atotonilco, Ayotlán, Tototlán, Zapotlanejo y Zapopan, y la más reciente, el día 26 en el municipio de Tala.

La toma clandestina también es un riesgo ambiental que “en caso de derrame va a contaminar el suelo, que es muy costoso reparar, ya que hay que hacer saneamiento a partir del uso de bacterias”.

Las perforaciones de ductos de alta presión requieren de un equipo especial, “que no lo venden en la ferretería de la esquina, y de personal capacitado. La pregunta es quiénes los proporcionan”, aseveró el investigador.

Precauciones
El problema es complejo y tiene varias causas sociales, económicas y de corrupción, y mientras lo combaten se deben evitar los accidentes.

Pemex debe contar, usar y mantener adecuadamente la instrumentación correcta en todos los ductos, medidores precisos de flujo y presión para detectar con mayor exactitud la ubicación de la toma. Revisar quién puede estar dando la información a los ordeñadores y aplicar la Ley de Hidrocarburos, “que está bien hecha”, aseveró el especialista del CUCEI, Maldonado Arroyo.

Instó a la población a no comprar combustible de esta procedencia, ya que si bien el costo oficial de la gasolina “es caro e incorrecto”, la venta clandestina es demasiado riesgosa para la vida.

Suárez Plascencia dijo que el ducto es la forma más económica de transporte. En Estados Unidos y Canadá es muy eficaz vía ductos y ferrocarril.

En países desarrollados su tecnología les permite saber dónde está sucediendo el incidente y actuar de inmediato. En México tiene que hacerse “un análisis completo” para tener una vigilancia adecuada de la red de ductos en el territorio nacional.

Es recomendable también que Pemex mejore sus brigadas de atención de emergencias, que actúen de manera inmediata y en concordancia con las unidades de emergencia de los municipios y estados.

“Sobre todo prevenir riesgos es lo más importante”.

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