Un machete muy bigotudo

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Robert Rodríguez parece seguir esa frase de Albert Camus que es una auténtica declaración de intenciones del humor negro: “La banalidad también es una actitud”.
El cineasta de origen mexicano, regresa a ese cine que tanto le gusta (a medio camino entre el gore y las cintas de acción más baratas) con su nueva película, Machete. Aunque los primeros esbozos de la cinta se remontan a 1993, no fue hasta 2007 que uno de los trailers de Planeta Terror mostraría por primera vez a este “súper héroe” mexicano. Como siempre, Rodríguez recluta en este largo una constelación de artistas consagrados (Robert de Niro) con algunos rostros menos conocidos, o de plano hilarantes tan sólo por sus personalidades (Lindsay Lohan); y como nunca, toca —con un estilo surrealista personalísimo— el espinoso tema de la migración mexicana y su persecución.
¿Robert Rodríguez viola su otrora postura apolítica? Aquella que lo llevó a dirigir películas tan disímiles pero tan cómodas como Spy Kids o Desperado. Sí y no. Si bien ha habido algunas manifestaciones de las hordas blancas estadounidenses (de pura extracción Tea Party) “sobre el racismo inverso” que supuestamente provocará el ver a unos bárbaros bigotudos tomarse la justicia en sus manos, no se puede hablar de que Machete sea un manifiesto que busque la dignificación de los migrantes. Aunque tampoco el director es tan pretencioso. Después de todo, quién puede dejar de ser posmoderno si es tan cercano (y afín) a Quentin Tarantino (“pensamos igual” diría hace poco el creador de Pulp Fiction). Rodríguez se burla en el fondo y sólo utiliza el tema para llevar hasta el límite de la fantasía a su héroe chicano, con quien trabaja desde que filmó El Mariachi, en 1992, el duro y malencarado Danny Trejo.
“Él tiene a las nenas”, dice la voz del trailer y continúa: “te metiste con el mexicano equivocado”. Extraordinario ejemplo de la importancia que siempre le han dado tanto Rodríguez como Tarantino a los promocionales de sus películas. Lo que se deja ver es la búsqueda por el divertimento de un autor adicto a los cómics y a las películas llamadas exploitation. No se quiera ver ideología pro migrante, ante el último producto cinematográfico de un director que siempre dice al final de sus entrevistas: “Continúen haciendo mierda”.

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