Un cuento en corto

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    Magia. Adaptar un cuarto de una casa ubicada en el centro de la ciudad, o adecuar un pasillo de un antiguo edificio que sirve como bufete jurídico para que parezca al de un hospital, solo puede hacerse por medio de la magia del cine. Y es que, ante la falta de un apoyo económico o de presupuesto, lo que venga es bienvenido.
    Pero más que eso, hay que saber hacerlo. Quienes lo descubrieron fue la productora Séptima Generación Films, integrada por alumnos del Departamento de Imagen y Sonido del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), quienes llevan a la pantalla el cortometraje titulado “Los lentes”, basado en un cuento corto de la escritora tapatía Ana Bertha Barragán.
    En casi 10 minutos, Ana, una joven mujer de unos 25 años, se encuentra entre la disyuntiva entre permanecer al lado de su padre Felipe -un hombre maduro, jubilado quien en esos momentos está enfermo y tiene que someterse a una operación-, o entre su amor propio.
    La relación de Ana y Felipe ha venido desgastándose desde que murió la madre. Fue el momento crucial: Felipe se vuelve altanero y repulsivo hacia su hija Ana, quien ha optado por la sensibilidad desde el trágico suceso.

    Maratón en corto
    Luego del primer día de trabajo en el número 78 de la calle Angulo en el centro de Guadalajara, inicia el segundo día de labores (4 de octubre), desde las ocho de la mañana. Un portón negro, abierto para las visitas. Una cochera, un auto, luego ropas y accesorios médicos, cables, lámparas, otro pequeño pasillo y un patio trasero. Ahí, sentado, está un joven que vista camisa con dibujos y un pantalón de mezclilla. Un sombrero y barba son las características en su rostro. Yace sentado, frente a un pequeño monitor. Tiene unos audífonos y con las manos en la barbilla, cuando no le gusta la escena grita: “¡Corte!”. Se levanta y dice cómo quiere la escena, cómo quiere que hable la actriz, pide silencio, requiere la siguiente toma. Es Francisco Jiménez, director de “Los lentes”, quien comenta que leyó el cuento hace poco más de un año y fue atrapado por el final.
    Es un poco con lo que juega Jiménez en este trabajo. Cuenta una historia avanzada que se encuentra ya en pleno clímax, con el abandono como timón de la misma. No hay, como en otras historias que se llevan al plano audiovisual, un retroceso para contextualizar una historia. El único punto es el abandono como tal, como mensaje, como final entre dos seres que se aman y se odian al mismo tiempo.
    “Soy un poquito fanático de los finales no felices”, dice el director quien ha aprendido del reconocido hombre de teatro Javier Serrano. Ese es el ancla, el gancho de Jiménez para no dejar ir al espectador.
    Con unas 20 personas bajo su batuta, Francisco Jiménez continúa su trabajo; con ese equipo que conoce tan bien desde que ingresó a la carrera, que sabe que cada uno va a hacer su trabajo de manera responsable y con calidad.

    Apostándole a la independencia
    Adaptar, como se mencionaba al principio, lugares que no son, en algo que sí son para una historia está en chino. Allí, entra tanto el arte como la producción de un trabajo cinematográfico para que, en un lapso de casi 10 minutos, un espectador disfrute y se identifique con una historia de la misma naturaleza: la humana.
    Gonzalo Estrada va de un lado a otro del set. Ha dialogado con diferentes empresas para conseguir equipo médico, locaciones, aparatos… vaya, hasta comida para todo el crew. Es el productor general de “Los lentes”.
    Comenta que éste es uno de cinco trabajos que se ha propuesto Séptima Generación hacer en un lapso de 15 días. Antes de que se termine el segundo día de trabajo, comenta que estos cinco cortometrajes son “Tráeme tu amor”, “Ojos que no sienten”, “Don Pancho”, “La merienda”, y el que ese día estaban haciendo “Los lentes”.
    Comenta que le han apostado a ser independientes en sus proyectos por, una, la falta de apoyo a los artistas visuales, y dos, por que su trabajo independiente les da mayor credibilidad de lo que una veintena de jóvenes pueden hacer. Obviamente, resalta, algunos de los que ahí se encuentran tienen otros trabajos en productoras o campos relacionados para poder llevar paralelamente los proyectos de Séptima Generación.
    Es una larga lista de patrocinadores que ha conseguido Estrada. A manera de trueque con empresas médicas y de comida, ha conseguido que su equipo se mantenga bien alimentado para la jornada laboral y ha logrado que no falte nada.
    Solamente le queda una cosa, y él lo sabe. Enviar este trabajo a los diferentes festivales locales, nacionales e internacionales para darlo a conocer. Seguro que lo hará.

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