Un cine de alto impacto

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Este año en el 12 Festival Internacional de Cine de Morelia se exhiben cuatro trabajos de cineastas egresados del Departamento de Imagen y Sonido de la Universidad de Guadalajara (DIS). Dos cortos de animación, uno de ficción y un largometraje documental: El corazón del sastre de Sofía Carrillo, Hola de Rafael Ruiz, La última batalla contra las malditas palomas de Sofía Gómez Córdova y La hora de la siesta de Carolina Platt.

Hay una gran cantidad de productores y directores de cine en Jalisco, y aunque no todos han surgido del DIS, Sofía Gómez Córdova, quien ahora es profesora de guión en la licenciatura del departamento, dice que “el DIS dio la primera licenciatura de su tipo en Latinoamérica y una de las primeras escuelas de cine fuera del Distrito Federal, en un tiempo en el que, si de por sí es muy difícil levantar una película, lo era muchísimo más. Contribuyó a materializar la idea de que el cine debía descentralizarse. Unas cuantas personas empezaron una escuela de cine con nada, ni una sola cámara, y pronto surgieron resultados que al cabo de veinte años son ya numerosos y han estado en pantallas de cine de todo el mundo. No solamente a nivel local, el papel del DIS ha sido determinante, porque muchos estudiantes y egresados vinimos de otros lugares, y el DIS nos dio el primer y más importante empujón para nuestras carreras”.

No es extraordinario que trabajos de ex alumnos de esta escuela tengan participación en Morelia u otros circuitos cinematográficos importantes, como es el caso de Entre lo sagrado y lo profano de Pablo Márquez, y Somos Mari Pepa de Samuel Kishi, que ha sido ampliamente reconocido en el extranjero.

Sin embargo, resulta más trascendente bajo el reciente contexto del ambiente cinematográfico en la entidad. La historia se resume a que en meses pasados el gobierno estatal creara un fideicomiso a través de la Comisión de Filmaciones del Estado de Jalisco (COFIEJ), para apoyar las filmaciones en Jalisco, al que se le inyectaron 17 millones de pesos, que de acuerdo a la convocatoria, 13 serían para producciones de “alto impacto” y 4 para las “estándar”. La molestia de los cineastas fue porque la convocatoria para participar apenas si duró dos semanas, del 8 de septiembre al 26 del mismo, de la cual no se hizo difusión y hubo poco tiempo para la integración adecuada de carpetas, y porque se rumoraba que estaba hecha a modo para beneficiar al actor, productor y director Diego Luna.

El primero de octubre se dieron a conocer los resultados: 13 millones se le entregaron a Luna y los 4 restantes al director Fernando Lebrija.

Los cineastas no se quedarían callados, y el pasado miércoles emitirían un desplegado en un diario local, dirigido al gobernador Aristóteles Sandoval, en el que se señala que “lamentamos la manera sorpresiva y poco clara como se instauró” el fideicomiso, para entregar 13 millones “a una producción no jalisciense y con muy poco personal de la entidad contratado, y cuyo rodaje habría de iniciar a los pocos días de la entrega de los resultados, y los otros 4 a una película que ya ha recibido financiamiento por parte de diversos municipios de Jalisco en sus distintas etapas, y cuyo rodaje está concluido”, y recuerdan que ellos ya contaban con un fideicomiso que desde 2005 tan sólo ha logrado reunir 2 millones de pesos, y que fue dejado de lado aun cuando se contaba con dinero para su reactivación.

Respecto a la competitividad de los cineastas locales contra los de fuera, Gómez Córdova cree que “competitivo es una palabra mal utilizada en nuestro medio porque no existe una escala objetiva para medir la calidad de una obra, ni debiéramos estarla buscando”.

Pero aclara que pueden ser tan logradas como en cualquier otra parte “si se trata de películas apegadas a nuestra realidad y gracias a ya un par de décadas de preparación y a los avances tecnológicos. La presencia en festivales nacionales e internacionales de trabajos locales va en aumento. Creo que en algunos años estaremos produciendo varios largometrajes al año con reconocimiento nacional e internacional. Nuestro país es muy grande y muy complejo, y mientras en más lugares se produzcan películas y más personas de distintas culturas y procedencias puedan acceder a hacerlas, será mucho mejor para profesionales y espectadores”.

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