Dar la espalda a la tecnología en la práctica docente es cerrar la puerta a nuevas posibilidades de aprendizaje para los estudiantes, refirieron especialistas reunidos en el 4to Congreso en Buenas Prácticas con TIC, realizado en el Centro Universitario de los Valles.
Cuando esto ocurre, se debe en la mayoría de los casos al temor que los docentes le tienen a lo desconocido, porque no dominan herramientas que son comunes para los jóvenes.
“El miedo es un mal consejero, es un mal acompañante de viaje porque nos hace siempre errar. Ante algo que domina el estudiante y él docente no, éste tiene más miedo porque pierde el control de la clase”, advirtió el investigador del CUValles, José Manuel Ríos.
Los teléfonos celulares son un ejemplo de las herramientas que pueden ser utilizadas en clase, dijo, siempre y cuando el docente haya hecho una evaluación previa del contexto social del alumno, pues de no hacerlo, éste puede ser un gran distractor.
“Hoy los estudiantes tienen acceso a un mundo entero en su bolsillo y la tentación de usar ese mundo es muy grande, más aún si no conseguimos ponerlo a trabajar”, afirmó el investigador.
Por su parte, Antonio Mata, investigador de la Universidad de Málaga, España, afirmó que en el ámbito de la educación no puede darse una receta y decir qué es lo mejor y qué es lo peor, pues lo que puede ser bueno para alguien puede ser lo más catastrófico para otros maestros.
El tema del uso de las tecnologías se vuelve crucial en un centro cuyo sistema de estudio es semipresencial, como el caso del CUValles, donde un porcentaje alto de sesiones de trabajo de los estudiantes es por medio de una plataforma tecnológica.
De acuerdo con Mario Martínez García, jefe del Departamento de Ciencias Computacionales e Ingenierías del CUValles, el uso de las TIC permite que las clases presenciales sean mejor aprovechadas, ya que el alumno llega al aula con conocimientos previos derivados de propias investigaciones o de material proporcionado por el profesor, a diferencia de lo que ocurre en sistemas totalmente presenciales donde el profesor dicta la clase, y cada alumno toma sólo ciertos aspectos de la información.
“Podemos dejarles actividades fuera del aula, pueden acceder a la información a través de las TIC, utilizar simuladores, estrategias como el aprendizaje invertido, y llegar al aula sólo para resolver dudas, aclarar, ofrecer críticas o resolver algunos ejercicios pendientes. La tecnología nos permite tener un mejor diálogo entre el alumno y el docente”.
Los expertos compararon el hecho de cerrarse a la tecnología, a alguien que corre para alcanzar una meta y al hacerlo se pone un peso extra encima.
El abuso de las tecnologías también fue un tema tratado en el congreso, pues el apego que los adolescentes y jóvenes mantienen respecto a sus dispositivos se ha vuelto un problema cada vez más común, argumentaron.
“Tenemos que cuidar que cuando los estudiantes estén conviviendo, pongan atención al discurso de las personas que se encuentran a su alrededor, no pierdan el enfoque o la atención por estar utilizando los dispositivos. Podemos sacar un gran potencial de ellos, pero es un doble filo”, dijo Martínez García.
Las tres ediciones previas del Congreso en Buenas Prácticas con TIC fueron realizadas en la Universidad de Málaga, España, en éste participan conferencistas y ponentes de Iberoamérica, no obstante, su importancia radica en que los profesores que trabajan frente a grupo son los que guían los foros, compartiendo sus experiencias.
“El problema de las TIC es que afecta a todo el sistema educativo, desde el kínder hasta la educación superior, así que este espacio se abrió a todos los niveles, no solamente al sector científico, sino a personas que tienen el compromiso de incorporar las tecnologías a las aulas”, comentó José Manuel Ríos.
Más de 60 trabajos de países como Perú, Ecuador, Cuba y España fueron presentados del 24 al 26 de septiembre.
“Quiero agradecer que haya sido la Universidad de Guadalajara la que se haya ofrecido para establecer el punto de partida dentro del espacio educativo iberoamericano para reflexionar en estas cuestiones, y para darle voz a la práctica del profesor”, dijo Antonio Matas.
