Todos podemos ser mamá

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Tanto madres como padres adoptivos poseen los componentes neuronales para desarrollar conductas de crianza y cuidado de los hijos, destacan estudios del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), de la Universidad de Guadalajara.

“Hay una gran cantidad de mujeres adoptivas que tienen la capacidad y son tan eficientes como las mamás biológicas para criar un bebé. Inclusive desarrollan lazos afectivos de apego maternal similares”, dijo la académica del Instituto de Neurociencias del CUCBA, Marisela Hernández González, quien ha investigado cómo responde el “cerebro maternal” a estímulos emitidos por el bebé.

En la ciencia, los investigadores emplean el término “cerebro maternal” para explicar que las madres biológicas registran cambios hormonales y funcionales; por ejemplo, tras el parto aumenta la oxitocina y otras hormonas relacionadas con el apego y el afecto, explicó Hernández González.

El cerebro humano posee un sistema que se activa ante estímulos frente a una pareja sexual, alimentos apetitosos y la sonrisa o llanto de los críos, los cuales generan cambios cerebrales y hasta hormonales que permiten que los sujetos sean aptos para responder.

Los trabajos del CUCBA han incluido el análisis de la actividad eléctrica cerebral en madres biológicas y adoptivas frente a estímulos de bebés con escalas como la de auto-evaluación de Manikin, a fin de conocer los grados de placer y activación emocional.

Han detectado que el funcionamiento cerebral es similar en ambas, pero no igual, es decir, las biológicas fueron más sensibles a las risas del bebé y las adoptivas, tanto a la risa como al llanto; en el caso de las no madres, no presentaron cambios electroencefalográficos y les resulta más aversivo el llanto.

“Esto tiene una relevancia muy importante. Quiere decir que las adoptivas tienen el sustrato neural capaz para desarrollar esas actividades maternales, e igual los hombres”, añadió Hernández González.

Otro resultado muestra que la mamá biológica es más sensible a estímulos sensoriales del bebé, a causa de los cambios hormonales. En cambio las adoptivas tienden a planear o razonar más.

En estudios con ratas hembras vírgenes comprobaron que desarrollaron conductas maternales, y aunque en los primeros días no aceptaban los críos impuestos, hacia el quinto día les hicieron nido, los acarrearon, los lamieron y se echaron sobre ellos. Los machos pueden desplegar este comportamiento, pero tardan más.

Familias diferentes
Aunque no han efectuado estudios en homosexuales, la investigadora dijo que intervienen los mismos circuitos neuronales responsables del cuidado, desarrollo de afecto y apego hacia los infantes.

De acuerdo con estudios realizados en otros países, los pequeños criados por parejas del mismo sexo no manifiestan diferencias en su desarrollo. En este caso, como en cualquier tipo de familia, su crianza debe estar acompañada de un buen clima emocional y afectivo.

En México hay 11 tipos de familia, divididos en tres grupos: tradicional, en transición y emergente, de acuerdo con el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La primera, que representa el 50 por ciento de los hogares mexicanos, está integrada por papá, mamá, hijos y otros parientes.

El estudio revela también que los hogares mexicanos encabezados por madres solteras representan 16.8 por ciento; papá sólo con hijos, 2.8 por ciento, y parejas del mismo sexo, 0.6 por ciento, entre otros.

Según datos de la Encuesta Intercensal 2015 del INEGI, “en 73 por ciento de los hogares familiares se reconoce como jefe a un hombre y en tres de cada 10 (27 por ciento), es una mujer quien asume este papel”.

Para la investigadora del Departamento de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), Celia Magaña García, en la actualidad existe una mayor visibilidad de ciertos tipos de familia.

Opinó que, aunque en la actualidad aún son minoría en términos cuantitativos, no se deben desdeñar sus derechos.

“El hecho de suscribir en el imaginario un concepto unívoco de familia (papás e hijos), puede significar no sólo el menoscabo de derechos, que es la cosa más importante; puede significar también un tremendo sufrimiento para las personas que no puedan cumplir con ese ideal culturalmente arraigado, y la realidad es mucho más diversa”.

En 2016, el ejecutivo federal impulsó una iniciativa para legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo y la posibilidad de adopción, sin embargo, no prosperó.

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