Me uno a las voces que repudian la construcción de la presa El Zapotillo y la reubicación de los poblados de Temacapulín, Acasico y Palmarejo.
Me resulta incomprensible el afán de querer construir un inmueble que tendrá una vida útil de 25 años y destruir e inundar tierras con una trayectoria de 14 siglos. Resulta ofensivo que el secretario de gobierno, Fernando Guzmán, se atreva a decir que son minoría los que se oponen al levantamiento de la cortina. Tal parece que no importa la cantidad de personas que se opongan. Si no tienen dinero o poder, no merecen ser valorados.
¿Por qué no escuchan? ¿Por qué empeñarse en fastidiar a estas personas?
Guzmán afirma que deben hacer ciertos sacrificios para el bien del estado. Lo que no entiende es que Jalisco somos nosotros, y nosotros no estamos de acuerdo. Lo que parece ignorar es que la marcha del pasado 10 de noviembre se llevó a cabo simultáneamente en varios estados de la república. ¡No somos minoría, señor secretario!
Exigimos que el gobierno haga válida la promesa que Emilio pronunció en mayo de 2008: “Si el 50 por ciento más uno está en desacuerdo con la construcción de la presa, no se construye”. Aún están a tiempo de mantener su palabra, aún están a tiempo de escuchar. Por una vez en la vida, hagan uso de la razón.
