Testimonios de guerra

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Los muertos, sus familiares (esposas, padres o hijos), los pueblos abandonados, fantasmas, los hombres que sufren y padecen el “día a día” de la absurda guerra contra el narcotráfico en nuestro país, hablan a través de las páginas del libro Fuego cruzado, de la periodista de Proceso, Marcela Turati, presentado el pasado 14 de marzo en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH).
Como dijo la investigadora del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), Rosana Reguillo Cruz, una de las presentadoras del libro: “A lo largo de 326 páginas, la autora nos conduce por el testimonio rudo y el del análisis minucioso que cuestiona las preguntas urgentes, porque no hay autoridad que pueda frenar la impunidad. Y en cada una de las 32 mil muertes hay voces que no saben a quién reclamarle su dolor”.
El texto, según describió Marcela Turati, en comparación con otros, no tiene como centro a los narcotraficantes, a los policías o a los políticos involucrados en esta guerra, sino que está centrado en las comunidades arrasadas, pueblos fantasmas, donde la gente ya huyó o vive presa del miedo, en quienes sobrevivieron a una masacre, en los familiares de un hijo que está perdido o en las esposas de los hombres muertos.
“Lo que intento es recoger esos testimonios. Trato de contar qué pasa alrededor, con las mujeres de hijos asesinados, de las familias de los 24 albañiles asesinados en una población de Chihuahua, de los sobrevivientes de quienes fueron acribillados por militares por pasarse un retén. Trato de saber qué ha pasado en este tiempo, cómo les afecta espiritual, social, psicológicamente. Son miles de personas que están sufriendo estas tragedias. Entrevisto también a terapeutas, camilleros, forenses, médicos, trabajadores sociales”.
Marcela Turati explicó que el libro fue concebido cuando un día en Ciudad Juárez una mujer que había perdido un hijo, víctima de los golpes y la violencia en su barrio, le comenzó a contar su historia. Ella le dijo, envuelta en lágrimas, que no era necesario que le contara todo, que respetaba su dolor, a lo que la mujer le contestó que no, pues ella quería contarle la historia, porque “nadie hasta ahorita me ha escuchado. Y por fin lo he contado. Ya avancé”.
“Para la gente es importante contar su historia. Yo sentía que algo faltaba, y lo que faltaba era lo que había puertas adentro. Muchos me dicen que el libro es triste, duro, pero dentro de todo creo que intenta ser un espejo de lo que estamos pasando y vernos reflejados, y quizá podamos empezar a tratar de cambiar esa triste realidad que a todos nos duele”, expresó Turati.

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