Rafael Coronel o la alegoría de lo humano

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La angustia, la pesadez de la vida, la alegría y la curiosidad. Los rostros de los personajes de Rafael Coronel no hacen concesiones. Muestran un estado anímico que a la luz de los ojos del artista plástico de origen zacatecano reflejan las historias de todos los días.

“Para mí la calle es muy importante porque es donde tomo mis modelos, los hago de acuerdo con mi punto de vista y el estado en que se encuentran anímicamente. Mi pintura se llamó interiorista por tratar de diseñar el interior de las persona, sin embargo corriendo los años he visto que no solamente el hombre tiene interior sino también tiene una imagen necesaria que le da la pauta de la época”, dijo en 2012 previo a la exposición “Retrofutura” en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey.

A Coronel, uno de los máximos referentes de la plástica mexicana y quien a sus 86 años aún trabaja en su estudio, no le gusta dar entrevistas. En contadas ocasiones ha hablado de su pintura, de la que, dice, busca mostrar las emociones que experimenta el hombre y su intento de comunicarse con sí mismo y con lo que le rodea.

“Mi pintura es anímica y representa, sobre todo, la soledad, la relación de hombre a hombre que se encuentra no solamente en el idioma, sino también en la imagen que da un artista en una obra de teatro, en un concierto. Así, poco a poco nos hemos encontrado y hemos encontrado el idioma con que nos comunicamos unos a otros”, afirmó en aquella ocasión en Monterrey.

Sus cuadros de colores brillantes y terrosos muestran la sordidez humana. Niños en la calle, mendigos, enfermos, ancianas enlutadas y más recientemente hombres de túnicas y corozas, como si fuesen magos, pueblan sus espacios.

Mónica Mateos cita al autor en su libro Rafael Coronel, un géiser en plena actividad, donde dice que quería “mostrar el ser humano latinoamericano sin ponerle adornos como Diego Rivera, que le ponía alcatraces, o David Alfaro Siqueiros, banderas, y  José Clemente Orozco, llamas. Cuando se deja la pintura sola es cuando se llega al énfasis humano más alto, a la representación más pura del hombre, como los retratos de Rembrandt, que no tienen más que luz y un poco de sombra”.

Nacido en 1931, Coronel ha creado una obra que está a la altura de artistas como José Clemente Orozco o Diego Rivera. Sus pinturas tienen una clara influencia de Francisco de Goya, Diego Velázquez o Rembrandt. 

El autor ha contado que su intención era ser futbolista, aunque la vida lo llevó a seguir los pasos de su hermano mayor Pedro, quien dejó la escuela y a su familia en Zacatecas para probar suerte en la escuela La Esmeralda, en la Ciudad de México, en la que Rafael estaría años después. La vocación artística la traía en la sangre pues su abuelo se dedicaba a decorar iglesias.

Inés Amor, la promotora y dueña de la Galería de Arte Mexicano, fue quien creyó en Coronel cuando aún era un desconocido y le ayudó a montar su primera exposición individual en 1959 y lo puso al nivel de grandes como el Dr. Atl, Rufino Tamayo, María Izquierdo o Francisco Toledo.

Dibujo, pintura, grabado y escultura componen su amplia obra durante más de sesenta años de trayectoria, que ha sido expuesta en recintos como el Museo de Arte Moderno (Moma) en Nueva York, el Palacio Nacional de Bellas Artes y el Museo de Arte Moderno en Ciudad de México, así como en Italia, China, Puerto Rico, Bélgica y Brasil.

Además, durante treinta años conformó una amplia colección de máscaras, algunas de las cuales utilizó en varias de sus obras.

El trazo de Coronel es inconfundible, aunque evoque a maestros de la pintura clásica, afirma Patricia Montelongo, directora de Proyectos Culturales de la Fundación Black Coffee Gallery, que posee una colección de las obras del zacatecano.

“En la década de los sesenta hay piezas que vienen con una influencia muy marcada por Goya o por Rembrandt y todos estos clarososcuros. El maestro empezó a trabajar con el manejo de la técnica y de estas figuras que son una aportación y que son clave en su obra. Si los ves distingues que son piezas de Coronel”, asegura.

El artista siguió los pasos de su hermano Pedro en la pintura abstracta, pero pronto comenzó a decantarse por otras técnicas y a buscar su propia voz hasta encontrar lo figurativo, una forma de expresión que ha inspirado a muchas generaciones de pintores, advierte Montelongo.

La exposición más completa
El Museo de las Artes (Musa) de la Universidad de Guadalajara inaugurará el próximo 24 de mayo la exposición Rafael Coronel “Alegoría de la razón”, en la que promete ser una de las exposiciones más amplias de su trabajo presentadas en Guadalajara.

En conjunto con la Fundación Black Coffee Gallery, el Musa albergará treinta piezas de la autoría de Coronel. Veintisiete de ellas son pinturas al óleo y al acrílico así como tres piezas de reciente creación que estarán expuestas en la sala Grandes maestros del recinto universitario.

Aunque no pretende ser una retrospectiva, “Alegoría de la razón” incluye varias obras de la etapa temprana del artista, explica Patricia Montelongo.

“Hay una parte de obra que representa la etapa temprana del maestro que ha sido poco vista, además de la serie de los magos de la última década. Tenemos una pieza que es de 1964. Lo que queremos es poder darle al espectador la idea de lo que fue la etapa temprana con obras en claroscuro además de lo que está haciendo actualmente”, afirmó.

Las piezas pertenecen a la colección de dicha fundación y algunas de ellas formaron parte de una exposición que se realizó en el Museo de Arte e Historia, en León, Guanajuato, en 2017.

“Nunca se había hecho una exposición tan completa de Coronel en Guadalajara, es la primera vez que se abarca este periodo y que se presenten obras tan importantes. Gran parte de las piezas están catalogadas, pero para el público no es tan fácil verlas físicamente y por ello queremos acercarlos a la colección”, explicó Montelongo.

Para saber
Rafael Coronel es miembro de la Academia de Artes.

Su cuadro “La vieja del ganso” apareció en los billetes de la Lotería Nacional en 1995.

Fue yerno del pintor Diego Rivera al casarse con su hija Ruth.

Trabajó más de veinte años en el estudio de Rivera.

En 1990 fue inaugurado el Museo Rafael Coronel, en la ciudad de Zacatecas, en el que se exhiben más de diez mil máscaras mexicanas, algunas donadas por el artista, así como piezas prehispánicas.

En 2010 le fue otorgado Premio Iberoamericano al Mérito de las Artes.

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