Quieren desestresar a trabajadores universitarios

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Según un estudio realizado por los participantes del doctorado salud en el trabajo, el 40 por ciento de los académicos y administrativos del Centro Universitario de Ciencias de la Salud padece algún nivel del síndrome laboral, conocido en inglés como burnout.
Para contrarrestar los resultados de dicha evaluación, que tenía el interés de determinar los factores psicosociales de los trabajadores universitarios, el año pasado el coordinador del doctorado, Manuel Pando Moreno, organizó un taller para el manejo del estrés, en el bosque de Mazamitla, mismo que repetirán este 20 y 21 de enero.
“Una de las principales tareas consiste en enseñar al personal a relajarse en condiciones ideales, es decir, en silencio y con mueblería adecuada. Si logramos que asocien alguna imagen durante la sesión, cuando estén en su espacio de trabajo podrán evocar esa imagen. Entonces el organismo responde y se relaja”.
Pero los talleres son solo una parte de las medidas que toma el centro universitario: “Desde el año pasado presentamos a los jefes de división y a cada una de las academias estos resultados. Ellos tienen la tarea de presentar alternativas de solución y de realizar programas de acción para ir a las causas. No se trata de que aprendan a no estresarse, sino de que modifiquen los esquemas de trabajo en cada departamento y área laboral”.
El estrés crónico de los trabajadores del CUCS tiene tres características, relacionadas también con el síndrome de burnout o del quemado: agotamiento emocional, sensación de irrealización personal y profesional, y una despersonalización del trato con los demás.
“En la primera característica descubrimos que el trabajador está cansado emocionalmente, o sea, puede tener 15 días de vacaciones y regresa con el mismo agotamiento; en la segunda dimensión el universitario solo trabaja por cumplir con sus actividades; y por último, tiene un trato menos humano con los otros, es duro e impersonal”.
El próximo taller para controlar el estrés será para académicos y administrativos del Departamento de Salud Pública, en Mazamitla, con 12 horas de trabajo “en sí mismo”. Repetirán uno más, pero en un ambiente menos favorable: la ciudad.

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