Plantas saludables

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    La madre naturaleza es sabia. Gracias a los componentes que se integran en su constitución, de las plantas consumidas regularmente por una parte de la población, se derivan efectos benefactores para la salud personal. Por ejemplo, la vitamina C contenida en los cítricos o bien las proteínas del amaranto, etcétera.
    Sin embargo, también hay algunas plantas especiales, porque su consumo regular genera efectos alucinógenos. Algunos ejemplos, por demás reconocidos, son ciertas especies de hongos, el peyote e incluso la marihuana. La vocación de su uso es por demás variable.
    En México, en esa suave patria heredada de nuestros antepasados, dicha propensión a consumir diferentes tipos de planta no es un asunto nuevo. Basta recordar los extractos alcohólicos de cannabis que nuestros abuelos utilizaban como friegas en las articulaciones para mitigar las molestias presentadas.
    Aunque desde los tiempos de don Lázaro Cárdenas —sí, aquel presidente que se comprometió por el petróleo— fue autorizado efímeramente a lo largo y ancho del territorio mexicano el uso indiscriminado de las drogas, poco duró el gusto, porque a petición expresa de nuestros socios del TLC, dicho libertinaje concluyó unos meses después.
    Ahora, como nuestros vecinos del norte ya lo han autorizado en diferentes estados, y en México nos encanta reproducir los espejismos, también en nuestro país se han comenzado a presentar iniciativas para legalizar el uso de cannabis. Tal es el caso de la Asamblea del Distrito Federal.
    No obstante lo anterior, hace falta valorar con mayor atención las posibles consecuencias de tal medida, porque de llegar a ser aprobada, aumentarían sustantivamente los índices delictivos a causa del consumo recreativo de cannabis. Esto conllevaría a que fuese la antesala de otro tipo de adicciones. Igualmente se potenciarían las complicaciones fisiológicas por su empleo, lo que ocasionaría una desnutrición generalizada.

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