Oro rojo

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    La donación de sangre en nuestro medio es un tema fugaz en la memoria de la mayoría de la población. Es un tema que consterna cuando algún conocido la requiere con urgencia, pero, tan pronto se consigue, se olvida uno del desabasto.

    Según datos del año pasado, en México sólo el 3 por ciento de la sangre se consiguió de manera altruista.

    Hace algunos ayeres, la sangre se comercializaba. Hoy en día es ilegal por múltiples motivos, principalmente porque antes quienes vendían su sangre eran aquellos que no tenían ninguna otra forma de conseguir recursos; y cuya sangre era de deplorable calidad. ¿No se ha vuelto a considerar que, con las tecnologías de detección y análisis de la sangre, se podría volver a “abrir” su mercado?

    Al comprar sangre, el desabasto hospitalario se solventaría con rapidez. La sangre “altruista” sería mucho mayor. No se incurriría en la problemática de antaño de obtener sangre peligrosa, puesto que puede analizarse. Países de primer mundo han recurrido a esta inversión para no privar a quienes necesitan al elixir de la vida. La problemática radica naturalmente en el costo. ¿Quién pagará a los vendedores y por sus análisis? La resultante salud del pueblo en fuerza laboral.

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