Después de meses soportando el terrible olor a quemado y a químicos, apenas esta semana, después de una denuncia de vecinos de la colonia El Fresno, el ayuntamiento de Guadalajara se atrevió a realizar unas revisiones a la empresa que por Mariano Otero desecha descaradamente sus residuos al drenaje, provocando el daño irreparable al agua y también ese fétido tufo en el aire que nos acompañara a todos lados (y a todas horas) no sólo a quienes viven en la colonia el Fresno, sino en la Moderna, la Americana, Mexicaltzingo, Centro y Arcos.
El asunto es que después de clausurar parcialmente la cervecería, los olores continúan y se perciben por igual en la mañana, en la tarde, en la noche y, a veces incluso por la madrugada. Irritan la garganta y provocan hasta náuseas. Es un infierno. Como respuesta apenas pasos pequeños.
¿Cuántos intereses habrá de por medio entre las instituciones gubernamentales correspondientes y estas grandes transnacionales? Los suficientes, creo, para martirizar a toda la población de esta súper desarrollada y gran ciudad de la que gobernador y presidente municipal tanto presumen.