Migración desde una perspectiva de género

    873

    Los migrantes, sus perspectivas de lo que significa serlo, su cultura, los retos que enfrentan en las sociedades en las que se insertan, sus leyendas y parte de su historia  son algunos de los temas tratados en el libro Raíces suspendidas. Estéticas y narrativas migrantes desde una perspectiva de género, que coordina Cristina Isabel Castellano González, académica del Centro Universitario de Tonalá (CUTonalá), y en el que participan ocho investigadoras de Francia y México.

    El título del libro, publicado por CUTonalá, está inspirado en los puntos de vista del poeta y ensayista Édouard Glissant, para quien  raíces es algo estúpido, ya que éstas son suspendidas. Es decir, los seres humanos no tienen una sola, sino muchas, ya que históricamente ha habido mezcla de razas y contacto con otros pueblos y culturas. Entonces no hay identidades fijas y ancladas, señaló Cristina Castellanos.

    Las académicas participantes reflexionan sobre la migración a nivel internacional, pero con investigación más experimental y no con base en una perspectiva vinculada con cifras y descripciones cuantitativas, explicó.

    Analizan relaciones de clase, raza y de género. Sin embargo, el migrante no es presentado como víctima, ni es el visto bajo la óptica del sociólogo, antropólogo y medios de comunicación, sino que es un narrador de su propio andar a través de la fotografía, la poesía o el relato autobiográfico, describe.

    El libro concluye con una reflexión final de Nadia Setti, académica de la Universidad de París, quien toma en cuenta las narrativas migrantes de autoras que todavía no están traducidas al castellano.

    Cristina Isabel Castellano González participó, además, con el capítulo “Abecedario de creaciones migrantes”, producto de su trabajo de tres años impartiendo cursos de alfabetización a migrantes africanos que llegaban a Francia.

    Ellos arriban a un lugar donde se habla una lengua que ellos conocen, porque son originarios de excolonias francesas, pero los códigos no son los mismos. Entonces están obligados a presentarse ante el otro y ante la sociedad con estos códigos para contar su versión de la migración y quiénes son ellos, destacó la investigadora.

    Explicó que los medios de comunicación suelen pintar al migrante como paria del sistema, víctima y pobre. Sin embargo, ellos no piensan así. Se consideran héroes, se comparan con halcones que viajan y enfrentan retos.

    “Cuando se les da la oportunidad de contar su historia de migración vemos que sus relatos son empoderados, fuertes, divertidos, son anecdóticos y hasta tiernos, además que tienen la utopía de la literatura del viaje. El problema es que no hemos escuchado a los migrantes hablar desde su experiencia”, dijo la académica.

    Cristina Castellanos trata el tema de la migración desde el punto de vista de las masculinidades que están en los grados más bajos de la escala social a nivel mundial. “Es el migrante negro, africano y pobre”.

    El resto de las autoras trabajan la migración de las mujeres. Entre los textos que destacan del caso México se encuentran: “Las indias cacicas novohispanas: testimonios de poder en el siglo XVIII”, de Lina Mercedes Cruz Lira, académica del Centro Universitario de los Lagos (CULagos)  y “Relatos y narrativas chicanas de la Llorona”, de  Rosa María Spinoso Arcocha, investigadora del mismo centro.

    Cruz Lira estudió cómo se dieron las movilidades de las mujeres en la época colonial y se centró en las cacicas, que eran mujeres de poder de origen indígena en el siglo XVIII. Ellas se atrevieron a casarse con extranjeros (españoles) y en los pueblos las rechazaban por no haber respetado sus raíces. Se trata de malinches olvidadas, que supuestamente traicionaron a sus orígenes.

    La autora relata cómo defendían sus tierras, su nobleza indígena y el hecho de haber contraído matrimonio con un español.

    En cuanto a Rosa María Spinoso muestra cómo la leyenda de La Llorona viaja a Estados Unidos con los migrantes mexicanos, y cómo en el vecino país del norte esta figura sufre transformaciones y adquiere características chicanas.

    Mientras que en México La Llorona lamenta y sufre por los hijos que perdió, en Estados Unidos es una mujer que defiende a los migrantes de los estadounidenses, como si sus hijos fueran aquellos.

    Artículo anteriorEl Cascanueces
    Artículo siguienteGalardón «José Guadalupe Zuno Hernández» a El Informador