Mi cobija mi casa

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    Es común verlos caminar por las calles, plazas, parques y puentes de la ciudad durante el día, cargando su cobija o cualquier cosa que evite exponerse por completo al frío que entume cada músculo y que arrecia durante la noche.
    Para algunos automovilistas, los indigentes pasan desapercibidos, casi como fantasmas, mientras que los transeúntes los distinguen desde varios metros antes, los necesarios para esquivarlos y encontrárselos de frente.
    Como si se tratara de una excursión que emprenden a diario, antes de que el sol se oculte, se les puede ver rondando por edificios abandonados y afuera de locales comerciales buscando por el sitio menos hostil, aunque en ocasiones éste resulte ser la banca de un parque.
    Sin embargo, hay quienes deciden utilizar los albergues tanto permanentes como temporales que el sistema DIF ofrece durante la temporada invernal en la que la temperatura mínima oscila entre los 5 y 6 grados, pero que en algunas regiones llega a alcanzar los cero grados y que en casos extremos llega a provocar la muerte de los llamados “sin techo”.

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