Meztli Robles

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Unir el teatro con la danza, utilizar sus recursos en la búsqueda de un lenguaje propio, donde el movimiento se convierta en protagonista, representa uno de los intereses más significativos para esta bailarina y directora. Del policroma al gris es un trabajo de danza contemporánea que evoca las experiencias de vida a través del color.

Además de centrar sus intenciones en la relación entre el equilibrio y la dualidad humana es la producción que encabeza actualmente. Meztli Robles —una de las representantes más activas de la danza en esta ciudad— declara su fascinación por los proyectos atrevidos, que rompen con la norma, algo que hace patente en su obra más reciente: una colaboración en escena que reúne a creativos que no necesariamente están vinculados con la disciplina del baile.

La temporada, que tiene como sede el Teatro Experimental de Jalisco, ofrece funciones los martes y miércoles, hasta la primera semana de diciembre. 

Danza
El acercamiento con esta disciplina me permitió conocer mi cuerpo y mis emociones, algo que aplico en la vida. La danza no se me despega, es parte de mi naturaleza, y no podría estar sin ella. Aunque como bailarina no esté en escena, el movimiento está constantemente en mis experiencias. Puedo decir que la danza siempre ha estado allí, de una manera inconsciente, que ahora se vuelve consciente.

Improvisación
Es otro tipo de exploración. No puedo apartar lo que siento, lo que hago y, en consecuencia, conectarme con el público. Disfruto participar en ese tipo de proyectos porque estoy en todos lados. Mi atención se abre, me encuentro conmigo, pero también con mi compañero de escena. En este ejercicio se genera una comunicación íntima y directa. Los trabajos generalmente son en espacios pequeños, donde puedo ver al público de manera cercana. La improvisación me llena mucho, implica otro tipo de trabajo… me cuesta más. Es como si tuviera que abrirme de mil maneras y tener ojos por todos lados, escuchar por todos lados. Clepsidra, tiempo y agua fue un trabajo que me dejó mucho. Estas obras las vivo de manera sensitiva…demasiado vulnerable.

Del policroma al gris
Es el primer trabajo que dirijo. El tema me interesa desde hace mucho tiempo. En 2006 hice una pieza corta (de quince minutos), que solo presenté por un día. La “semillita” se quedó desde aquel momento. Así fue como seguí con el interés y, con el paso del tiempo, cambió mi percepción. Quería hablar de muchas cosas alrededor del tema, que considero abierto, y en el que entran demasiados elementos. Esta obra trata del ser humano, de cómo abordamos la vida, además de establecer una analogía con los colores. Del policroma hasta llegar al blanco, donde está todo, y de allí al negro, que es la ausencia de color. La mezcla entre el blanco y el negro da el gris, que representa el intermedio: un punto de equilibrio. Es el transitar del ser humano entre polos opuestos, entre la dualidad en la que constantemente estamos. Así es como deseamos encontrar un punto donde podamos ver las cosas de otra manera y aceptarlas, aunque parezcan ambiguas.

Matiz
Son momentos distintos: una emoción puede ser roja o verde. Del policroma al gris es una obra en la que trabajo solo con hombres. De alguna manera es mi otra parte, también tengo esa influencia masculina, como ellos (los ejecutantes) tienen una parte femenina. Me encantó trabajar solo con hombres. Sucedió una comunicación al instante, fuerte y directa. Creo que este proyecto puede mejorar mucho, las cosas nunca están terminadas. No obstante, me permite ver otros aspectos, porque ahora estoy afuera y, a la vez, adentro. Es una sensación extraña.

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