Mara

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Mara solfea desde 1989 (“desde entonces me pagaban por cantar”). Estudió en la Universidad de Guadalajara la carrera de Instructora de música (“con la intención de preparar mi voz para luego actuar, pero me quedé en el canto”). Prestó en esos años su voz para el Coro del Estado. Siguiendo sus palabras: “Nunca me interesó el bel canto: siempre tuve la fantasía de ser una cantadora como Mercedes Sosa”. Renuncia entonces al coro y busca trabajo en “el rollo trovero”.
Conformó el dueto Anaimara, que la llevaría a otros lugares hasta encontrarse con Fuera de Línea, “que fue un proyecto muy importante para mí”. No obstante el destino la conduciría a audicionar con la orquesta del maestro Nano González, que fue una orquesta muy importante en la música de baile de salón. “Esto de ir a cantar e ir a huesear no me resultaba muy atractivo —dice—, de hecho cuando me estrené con ellos, marchamos a cantar a Acapulco y me fui llorando todo el camino”. Quizás eso la llevó a interpretar fados, género en el cual acaba de grabar su primer disco, Cercanos, que se presenta este 30 de junio en el Auditorio del íngel (López Mateos 2077), a las 20:00 horas (organiza la Dirección General de Formación Continua para Profesionales de la Educación). La entrada es libre.

Sentimientos
Sin ser una estudiosa de ninguno de los dos géneros, descubrí en la literatura que efectivamente hay un hilo conductor que une a estos géneros, y es el sentimiento amoroso. Y como diría César Portillo de la Luz: “El sentimiento amoroso, dichoso o desdichado, es universal”. El fado tiene una fatalidad más cercana al tango que al bolero, pero también en el bolero hay una fatalidad de fracaso y desengaño que lo hermana al fado.

Nano gonzález
Cuando llegué con los hermanos González tenía veinte años y una voz débil. Pertenecer al grupo de Nano González para mí fue una gran escuela, con músicos de primera línea. Dejando de lado la idea rosa sobre mi futuro como cantante, encontré el reto de que mi voz se escuchara y se proyectara dentro de la música de salón. Mi escuela duró doce años.

Mara
Después de tantos años de estar en la agrupación de Nano González me dije: ‘Mara es la vocalista de Nano, pero Mara puede realizarse como intérprete y darse la oportunidad de proponer algo…’ y si no me salía de con Nano, no lo iba a hacer. Y cuando me lo pregunté, supe que el fado me encantaba. Era fanática de Misia, aunque no sea la más representativa, porque ella es española y adopta al fado por su abuela portuguesa. Yo conocí el fado a través de Misia y ella a mí me fascina. Entonces pregunté a mi hermano, que admiro y tiene grandes capacidades: “¿Qué puede proponer Mara al público tapatío? ¿Por dónde me voy?” Y me sugirió hacer versiones de fados al español y dije vamos, pero no quise hacer sólo fados, porque no soy fadista, entonces es allí donde surge la propuesta de Cercanos.

Cercanos
La palabra se me vino como algo inusual. Es una palabra que dice dos cosas a la vez. Habla de la cercanía de dos géneros amorosos y su contenido y esta manera de decir, a través de la poesía, y este gusto por las melodías más ricas y los acordes románticos. Pero también cercanos a la proximidad de los amantes, aún en el olvido que siempre está presente. Allí es donde surge la idea. Este es mi primer disco como solista. Estoy muy contenta de que haya salido con el mayor esfuerzo pero, finalmente, está. El poder verme como una intérprete sola, presentando una propuesta, es para mí un logro muy importante. Es la síntesis de muchos años de trabajo. Y encontré que todo tipo de música tiene su valor. Al principio dije que iba llorando a Acapulco, lo dije porque no encontraba en su justa dimensión lo que yo iba a aprender en el trabajo con la orquesta de Nano. La riqueza que tiene la música popular y el valor que tiene y la valía de interpretar cualquier género de música es invaluable. Lo dicho con honestidad siempre tiene valor.

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